The Wonder Engine

The Wonder Engine es la continuación de Clockwork Boys, aunque la división en dos entregas de estos libros parece obedecer más a una decisión editorial que a otra cosa, ya que sería perfectamente lógico presentarlo con una sola novela, simplemente eliminando el primer capítulo de este libro que sirve como ligero recordatorio de lo que pasó antes.

El variopinto grupo que se vio obligado a viajar a Anuket City para investigar el origen de los clockwork boys llega a su destino, pero eso no quiere decir que hayan finalizado sus desventuras. Con ese tono desenfadado y divertido con el que T. Kingfisher narra toda la obra, veremos cómo nuestros héroes tienen que desentrañar los misterios de la creación de los engendros metálicos que han desequilibrado la guerra. Pero el hecho de que la jefa del grupo pasara años viviendo en la ciudad y saliera de allí huyendo por causas desconocidas no ayudará en nada a la investigación.

De una manera muy inteligente la autora fue sembrando pistas y elementos en los capítulos anteriores que ahora se dedica a recolectar y ordenar como teselas de un mosaico que solo ahora vemos desplegado en todo su esplendor. La presencia de los gnoles, esas criaturas inteligentes con extraño aspecto que realizan toda las labores sucias que los humanos desprecian comenzó como contrapunto cómico pero toma un carácter más serio y reivindicativo conforme vamos pasando páginas.

Los toques steampunk que ya se entrevieron al principio de la historia ahora estarán más presentes que nunca e incluso hay algunas gotitas de horror sabiamente dosificado. No deja de tener también su importancia la trama romántica, así que no está de más avisar de esta parte a quien espere un libro de fantasía “pura”, si es que eso existe en la realidad.

El audiolibro está narrado por Khristine Hvam, que de nuevo se luce. En esta ocasión llama especialmente la atención el trabajo que hace con las voces de los gnoles, simplemente estupendo.

Es cierto que la resolución de la historia es un tanto acelerada y que hay más de un golpe de suerte que les hace ir por el buen camino, pero no es menos cierto que hemos sido testigos de un camino de maduración que hace cambiar a todos los personajes para mejor que genera alegría interior al lector que ha seguido las desventuras de este conjunto de héroes a la fuerza.

Clockwork Boys

Sé que llego tarde a la fiesta de la autora T. Kingfisher, pero también dice que nunca es tarde si la dicha es buena, así que me alegro de haberle dado una oportunidad. Tras disfrutar de la más que correcta The Seventh Bride, vi que más obras había disponibles de la autora en la plataforma de audiolibros a la que estoy suscrita y escogí Clockwork Boys, aunque no os podría decir muy bien las razones por la que escuché esta y no otra.

A veces el azar nos favorece y así ha sido el caso. Clockwork Boys es la primera entrega de una duología fantástica con toques steampunk. Utiliza una fórmula bastante manida, la creación de un grupo de variopintas cualidades para llevar a cabo una misión suicida. Es así como un paladín, un asesino, una falsificadora y un erudito entran en un bar se embarcan en una aventura destinada a investigar a los propios clockwork boys, una ominosa amenaza que cada vez se acerca más a la ciudad para destruirla. La recompensa para los tres primeros será la libertad, ya que por sus “hazañas” se encontraban en prisión.

El principal punto fuerte del libros son unos diálogos chispeantes con cierta carga de humor negro, que nos harán avanzar por la aventura con una sonrisa en los labios. Y es que los personajes desplegado por Kingfisher están tan bien descritos que parece que estás andando a su lado a lo largo de la campaña. Y no es que no haya causas para el conflicto entre ellos, es que hay para elegir. Desde la misoginia del jovencísimo erudito que cree que la cercanía de una mujer puede ser la causa de su perdición (algo relacionado con la disolución de sus órganos internos por los efluvios femeninos), a los celos pasando por las dudas que genera la posesión demoníaca sufrida por uno de los miembros del grupo, los malentendidos y los choques están a la orden del día. Y sin embargo estos roces irán forjando una amistad entrañable.

Todo esto se desarrolla en un entorno mágico, narrado con toques de road movie porque casi todo el libro sucede en el trayecto en busca de los clockwork boys, que a pesar de dar título a la novela tienen un presencia testimonial aunque terrorífica. El libro tiene ese toque de fantasía antigua, de retelling de otras historias del que ya tuvimos una muestra en The Seventh Bride, pero en esta ocasión no es la base de la narración, tan solo un añadido más.

El audiolibro está narrado por Khristine Hvam, que hace una labor encomiable. Me encanta cuando un narrador es capaz de modificar su voz y su acento para distinguir a cada personaje y sin duda Khristine lo consigue en esta ocasión. Estoy deseando leer la conclusión de la historia y sin duda lo haré por el mismo medio.

Portada de A Wizard’s Guide to Defensive Baking

T. Kingfisher es un pseudónimo de Ursula Vernon, a quien ya pudimos disfrutar con The Seventh Bride. Aquí os traigo la portada de A Wizard’s Guide to Defensive Baking, que como sea la mitad de divertido que su título, tiene muchas papeletas para que acabe cayendo en la saca.

Esta es la sinopsis:

Fourteen-year-old Mona isn’t like the wizards charged with defending the city. She can’t control lightning or speak to water. Her familiar is a sourdough starter and her magic only works on bread. She has a comfortable life in her aunt’s bakery making gingerbread men dance.

But Mona’s life is turned upside down when she finds a dead body on the bakery floor. An assassin is stalking the streets of Mona’s city, preying on magic folk, and it appears that Mona is his next target. And in an embattled city suddenly bereft of wizards, the assassin may be the least of Mona’s worries…

Mi traducción:

Mona tiene 14 años y no es como los magos encargados de defender la ciudad. No puede controlar el rayo o hablar con el agua. Su familar es un trozo de masa fermentada y su magia solo funciona con pan. Su vida es muy tranquila en la pastelería de su tía mientras hace que sus hombrecillos de jengibre bailen.

Pero la vida de Mona cambia totalmente cuando encuentra un cadáver en el suelo de la pastelería. Hay un asesino acechando en las calles de la ciudad de Mona, cazando a la gente mágica y parece que Mona será su siguiente objetivo. Y en una ciudad que de repente no tiene magos, quizá el asesino sea la menor de las preocupaciones de Mona…

Esta es la portada:

The Seventh Bride

Es innegable la tendencia actual a volver a contar los cuentos clásicos añadiendo nuevos puntos de vista o cambiando algunos personajes o en general dándole la vuelta al concepto para ofrecer algo nuevo. Tenemos ejemplos en Aliette de Bodard con su The Tea Master and the Detective pero quizá la que más ha utilizado este recurso, con permiso de Bill Willingham, sea Naomi Novik.

Pues The Seventh Bride sigue estos mismos pasos, en un tono juvenil e inocente relatando la bastante macabra historia de Barbazul. Quizá por la misma naturaleza del cuento original, es uno de los menos adaptados. Pero T. Kingfisher (pseudónimo de Ursula Vernon) consigue volver un cuento terrible en una historia de apoyo y casi me atrevería a decir sororidad.

Todo comienza cuando Rhea, la hija del molinero, es prometida en matrimonio a un noble mucho mayor que ella. Pero claro, ¿quién le puede llevar la contraria a un noble? Esta normalización de la opresión y la futilidad de la resistencia es una de las ideas sobre las que gira la narración, que por otra parte es muy fluida. Definitivamente está escrita para un tipo de lector joven, pero no por ello deja de ser entretenida para un adulto. La magia está presente en todo momento, sin llegar a ser grandiosa si no más bien cotidiana. Los personajes son entrañables, principalmente la protagonista, pero también la relación que acaba entablando con su familiar o con las otras esposas con las que se encuentra una vez alojada en la mansión del noble. Estas otras esposas también tienen cada una su particularidad y su cruz por haber caido en las garras del noble, pero la aceptan de formas distintas. Uno de los pasajes más interesantes acontecen cuando la escritora nos describe las acrobacias mentales que una de las esposas realiza para justificar lo injustificable.

Es un libro sencillo y directo, con cierto aire de inocencia que hace su lectura aún más agradable. El final es un tanto abrupto, pero tampoco hacía falta alargar más una historia que ya en su origen era bastante corta. Muy entretenido.