No voy a descubrir la rueda si hablo de la tendencia actual en la fantasía a hacer mucho hincapié en el mundo culinario. Las descripciones de festines o de comidas específicas como las lembas siempre han estado presentes, pero es que últimamente tengo la impresión de que hay muchísima más presencia de concursos culinarios o recetas mágicas, aunque también puede ser que sea simplemente una impresión mía.
El caso es que Seven Recipes for Revolution viene a sumarse a esa ola, pero lo hace de un modo un tanto torpe y tosco, con una idea que tenía potencial pero que se acaba diluyendo como pastilla de caldo en demasiada agua.
En el mundo en que se desarrolla la novela, la magia se basa en las recetas que incluyen la carne de unas bestias gargantuescas que, tratadas de una forma adecuada, otorgan poderes a los que consumen esos platos. Esto ha dado lugar a una sociedad rígidamente estructurada, donde los comunes no tienen acceso a esos manjares y malviven esclavizados, generalmente trabajando en los mataderos donde se obtiene la materia prima para estas preparaciones. La primera parte del libro es muy sangrienta, ya que la obtención de la carne se describe de forma muy detallada y el animal sigue vivo mientras se le van arrancando trozos, haciendo de su virtud de regeneración su propia condena.
El protagonista de la novela es Paprick (los personajes tienen nombres de especias), carnicero que aspira a crear una nueva receta mágica para convertirse en chef, la única salida que ve para su condición casi de esclavo. La lógica interna del libro aquí empieza a tambalearse, porque es bastante complicado crear una receta si no dispones de la materia prima para experimentar. El caso es que Paprick, tras una serie de peripecias consigue crear una gran receta capaz de aumentar su tamaño corporal al de un gigante y se abre las puertas a la escuela de cocina, no sin antes pasar por un severo tribunal que le quiere sonsacar la receta… pero del que sale sin siquiera una obligación de explicar cómo hizo lo que hizo. Como os digo, la lógica interna del libro hace aguas.
A partir de aquí, todo va cuesta abajo. Las revelaciones todas son sorprendentemente convenientes para los planes de Paprick y la revolución, los contactos que hace le dotarán de todas las herramientas que necesita para seguir evolucionando en su cocina y el racismo y clasismo imperante entre sus compañeros irá desapareciendo por arte de birlibirloque.
Reconozco que el método narrativo escogido por Rose es bastante curioso. Comenzar cada capítulo con una receta en un libro con estas características es un acierto, pero escoger la voz del narrador de forma que sea la de protagonista narrando los hechos desde el futuro le quita parte de fuerza a la historia, ya que sabes que no le va a pasar nada, si lo está contando él mismo. En cuanto a los personajes, carecen de personalidad, son perfectamente intercambiables. Y el maniqueísmo de la narración raya lo intolerable.
El libro ha sido bastante decepcionante.

