The Memory Hunters

La premisa en la que se basa The Memory Hunters es apasionante, estudios arqueológicos a través de la inmersión en las memorias de los antepasados mediante métodos fúngicos sonaba extremadamente atractivo. Sin embargo, me temo que el desarrollo de la historia en sí no está a la altura del principio.

Mi primera “decepción” es que el libro tiene mucho más hacia la fantasía que hacia la ciencia ficción, no sorprenderá a nadie de qué pie cojeo. Una vez superado este pequeño impedimento y con un comienzo bastante potente, el libro se va perdiendo en su propia mezcolanza de ideas. Las protagonistas, en especial Key, no se hacen querer para nada. Y la dualidad entre sus intereses particulares y lo que los demás esperan de ella, aunque parece la fuente de un gran conflicto no es más que el día a día de cualquier persona normal que no viene de una familia rica que le permite vivir en el privilegio.

El libro podría haber remontado algo cuando se vuelve imprescindible la intervención en las memorias de Key porque empieza a confundir la realidad actual con lo vivido, expresado de una forma algo confusa por parte del Mia Tsai, probablemente de forma consciente e incluso buscada (de ahí la referencia a Inception en la sinopsis). Pero tampoco alza el vuelo, lastrado por una relación romántica que no acaba de parecer creíble.

Me hubiera gustado que se hubiera profundizado algo más en el mundo, situado en un futuro en el que la Tierra ha sufrido algunas catástrofes naturales, o en la situación política cuando se puede acceder a las memorias de los antepasado y pueden llegar a influir en el desarrollo de los acontecimientos, pero la autora pasa muy de puntillas por estos temas.

La novela remonta un poco al final, cuando se van aclarando las distintas “traiciones” de la que son víctimas ambas protagonistas, pero esto llega un poco tarde para que la novela destaque entre el maremágnum de fantasía en el que estamos inmersos. En definitiva, una pequeña decepción tras las buenas vibraciones de Bitter Medicine y lo que prometía la sinopsis de la novela. Ni siquiera la encomiable narración de Channie Waites ha conseguido que entrara de lleno en la historia.

Bitter Medicine

La fantasía urbana es un caldo de cultivo perfecto para el romance paranormal y hay que reconocer que Mia Tsai mezcla de una forma tan equilibrada ambos subgéneros en Bitter Medicine que no se puede decir que haya un exceso ni un defecto de ninguno de ellos. Para ser una primera novela, hay que reconocer que consigue un equilibrio perfecto en la trama, con toques de humor y acción que le sientan muy bien.

La historia gira entorno a Elle, una descendiente del Dios chino de la medicina que trabaja en una tienda de hechizos de protección y Luc, un semielfo francés cliente habitual. Aunque hay una atracción innegable entre ellos, la situación de ambos no les permite ponerse a pensar en establecer relaciones más que profesionales.

Mia Tsai ha entrelazado en esta historia de amor los hilos de las obligaciones familiares y laborales de una forma ágil y creíble. Elle está dispuesta a sacrificar su libertad por proteger a su familia y Luc se debe tanto a su trabajo por razones que poco a poco se irán desvelando que ambos parecen condenados a seguir sus trayectorias divergentes sin posibilidad de encontrarse nunca. Pero claro, la casualidad siempre está presente para ayudar a las almas en pena, y Luc le pedirá ayuda a Elle para su próxima misión, que está íntimamente ligada con el pasado de Elle.

La construcción de mundo que lleva a cabo la autora es encomiable, ya que a la tradición feérica occidental más conocida por estos lares añade la fantasía asiática algo más desconocida. Los personajes están construidos desde el cariño y aunque algunas de las opciones que escogen son un poco rocambolescas, tampoco rompen la continuidad de la historia. Me gusta especialmente el desarrollo de Elle, desde el autosacrificio más encomiable a la vez que absurdo a la autoafirmación más valiosa, un camino nada fácil de recorrer.

Bitter Medicine no ha venido a remover los cimientos de la literatura ni lo pretende, pero sí que está aquí para hacernos pasar un buen rato.