Silvercloak está publicada en español con traducción de Laura Steven.
Comencé a leer Silvercloak de una desconocida para mí L.K. Stevens, porque la sinopsis hablaba de magos infiltrados en una organización criminal y me pareció una idea muy original para aplicar en un mundo de fantasía. Algo parecido le sucedió a la protagonista de Extremity pero en ese caso la ambientación era de ciencia ficción.
El comienzo es bastante típico, con una niña testigo del asesinato de sus padres a manos de los Bloodmoons, una banda criminal. La niña, Saffron Killoran, dedicará su vida a prepararse para la venganza, decidiendo destinar sus peculiares características mágicas a entrar en los Silvercloak, la guardia civil mágica de este mundo fantástico. Los devenires de la vida harán que se tenga que infiltrar en la banda que destrozó su vida, en una operación tan secreta que toda su coartada pende de un hilo.
Stevens ha creado un sistema mágico muy atractivo donde el maná para los hechizos se consigue del placer o del dolor, un equilibrio hedonista-masoquista que le da muchísimo juego durante todo el libro y sospecho que a lo largo de toda la saga. Si bien las clases de magos no están exactamente definidas desde el principio del libro, si que hay una casta que desde el principio está perseguida hasta casi su extinción, los que pueden alterar el curso del tiempo, algo que tendrá importancia a lo largo del relato. Un pilar fundamental de la novela es este sistema, que la autora va explorando poco a poco, descubriéndoselo al lector.
Me hubiera gustado que la parte detectivesca, por llamarla de alguna manera, tuviera algo más de presencia en el libro, ya que se supone que los Silvercloaks son famosos por aplicar sus habilidades mágicas a la deducción y la resolución de crímenes. La prueba que afrontan al principio si tiene algo de esto, pero luego, nunca más se supo. Tiene algunas escenas bastante crueles, pero si estamos diciendo que el pozo de poder de donde manan las energías mágicas es el placer y el dolor, es de esperar que haya bastantes escenas tanto de lo uno, como de lo otro.
La parte que menos me ha gustado de Silvercloak es la del romance, pero no quiero decir que esté mal escrito, de hecho las escenas más eróticas son bastante atractivas. Mi problema es que tengo algo de sobredosis de romantasy, que ahora se lo encuentra una hasta en la sopa. Me resulta mucho más atractiva una buena conspiración, un plan secreto para dominar el mundo o una escaramuza que el vigésimo séptimo empotramiento de la semana.
Si bien es cierto que es la primera entrega de una saga, el libro cierra de un modo más o menos satisfactorio dejando margen para la continuación, que no sé para cuándo está prevista pero que aquí me tiene esperando.


