The Devil you Know

Me complace abrir las puertas del blog a un nuevo colaborador, Esteve Torrents, al que quizá conozcáis por su actividad en Twitter bajo el alias El Commutador. Como entre las dos mentes pensantes de este especial le convencimos para empezar a leer a K.J. Parker, creo que es una buena idea conocer sus impresiones como lector primerizo con el autor.

Me hace mucha ilusión que Leticia me haya pedido colaborar en su blog, con esta reseña, dada la cantidad de buenas lecturas que he disfrutado a lo largo de los años, gracias a sus recomendaciones. Sin ir más lejos, Adrian Tchaikovsky se ha convertido en uno de mis autores preferidos, aunque no había leído nada de él hasta hace poco, cuando diversas reseñas de Leti me espolearon a hacerlo.

But I digress…

Escuchar el audiolibro de The Devil You Know, fue una doble recomendación de Leticia: “leer” algo de K. J. Parker, uno de sus autores preferidos, y recuperar la suscripción a Scribd, para los audiolibros.

¡Y qué recomendación!

Inicialmente, dudaba si escuchar este audiolibro de Parker, o elegir otro, por que por la sinopsis, parecía que el libro tendría mucho diálogo (un filósofo ateo y un demonio burócrata, no van a hablar precisamente poco), y el dia de autos, no tenía la mente demasiado preclara para diálogos en inglés, por lo que temía confundir a los protagonistas.

Finalmente, decidí escuchar este libro, por que tras oir los primeros minutos, me quedó claro que mi temor era infundado, ya que K.J. Parker diferencia claramente, en todo momento, la voz de los dos personajes, presentando sus motivaciones, sus dudas y sus intenciones parágrafo a parágrafo, en un fabuloso toma y daca en primera persona, un crescendo delicioso, que por momentos temí que llevaría a un final que no estaría a la altura.

Pero, para mí alegría, sí lo estuvo. El autor tiene, además de una indudable calidad literaria, oficio. Y eso se nota, porqué debajo de la primera capa de humor e ironía, Parker se marca algunas reflexiones interesantes sobre religiones y creencias, de manera totalmente fluida, integrando estas reflexiones en los diálogos y argumentaciones (¿o engaños?) de los protagonistas, hasta llegar a ese final donde todas las piezas encajan como han de encajar (teniendo en cuenta el tono del relato), lo que me dejó el resto de la tarde con una sonrisa de satisfacción.

A pesar de tratarse de una novella, los dos protagonistas, los mencionados filósofo ateo (que no es trigo limpio, precisamente) y burócrata del infierno (un tanto quemado por su trabajo y por la actitud de sus superiores), tienen personalidad. Parker no necesita demasiadas páginas, para darnos unas pinceladas sobre sus vidas y conseguir que empaticemos con ellos. Con ambos, de hecho. Ese es, a mi parecer, el gran éxito del autor: crea personas en tres dimensiones, con diferentes capas de gris; personajes con quienes nos podemos identificar, e ir a tomar una cerveza y charlar. No son peones al servicio de la historia, sino que ellos construyen la historia.

Porqué, por mucho worldbuilding que contenga un libro, y por bueno que este sea (si bien hay que reconocer que aquí no está muy desarrollado, más allá de unas pocas menciones, al servicio de los diálogos), al final son los personajes los que quedan en nuestra memoria lectora. Como en este caso.

Hay que añadir que Will Dameron, el narrador del audiolibro, es excelente y hace algo que no es nada facil: deja que sean las propias voces de los personajes, las que lleven el peso de su narración.

Con todo, una excelente primera lectura de K. J. Parker. Sin duda, no será la última.

Y por cierto, a partir de ahora me fijaré más cuando cierre contratos…

Muchas gracias a Esteve por su colaboración, esperemos que el especial sobre el autor os esté gustando. Mañana podremos disfrutar de la reseña de una de las obras más recientes del autor.

Repo Virtual

Me habían gustado con algunas reservas las novelas cortas de Corey J. White, así que cuando vi que Repo Virtual estaba disponible en Scribd la verdad es que no lo pensé mucho y me la escuché en muy poco tiempo.

Es una novela cyberpunk, con su realidad virtual, sus críticas al sistema que condena casi a la indigencia a la mayoría de la población pero en este punto hay poca novedad. Esto ya lo hizo William Gibson hace muchos años y quizá esperaba algún cambio más, alguna diferencia. La típica corporación sin escrúpulos que explota a sus empleados, el líder mesiánico que no es trigo limpio aunque sus seguidores estén obnubilados por su presencia, son unos malvados de opereta bastante maniqueos. La novela no destaca en ese aspecto.

También es cierto que se vende como una novela en la que se llevará a cabo un timo, en plan The Quantum Magician, algo que podría también atraerme. Pero se salta el típico reclutamiento del equipo que tanto sirve para aportar profundidad a las historias personales de cada componente del grupo y el GRAN PLAN es bastante improvisado, por no decir totalmente aleatorio.

En cuanto a la narración de Stephen Walker, he tenido algún que otro problema con ella. Y es que por alguna razón que no alcanzo a entender, a uno de los personajes lo caracteriza con una voz que no para de soltar gallos. No es ninguno de los protagonistas, pero me ha resultado bastante molesto este detalle.

Lo que sí me gusta es el optimismo que rezuman las páginas, incluso en los momentos más tensos hay esperanza para los personajes, lo que quiere decir que hay esperanza para el ser humano. Ese tono es lo que más me ha convencido de la historia, junto con un postfacio atractivo, que da un final redondo a una novela que se puede calificar como pasable. No es mala y sería injusto calificarla de esa manera, pero es fácilmente olvidable.

The Eagle has Landed

Las antologías temáticas requieren mucho trabajo por parte del seleccionador y es encomiable la labor de Neil Clarke en este volumen dedicado a relatos relacionados con la Luna. La calidad de las historias es variable, con un gran variedad de autores y aproximaciones a cada tema. Pero en este caso me temo que Clarke no tenía mucho donde elegir y aunque hay algunos relatos muy buenos, la calidad media no es la misma que en otras de sus recopilaciones.

Bagatelle de John Varley

Un relato deudor de su tiempo, con una marcado tono pulp y ligero, un entretenimiento pasable.


The Eve of the Last Apollo de Carter Scholz

Esta historia gira en torno a cómo lidiar con las consecuencias humanas que para los primeros astronautas que pisaron la superficie lunar.


The Lunatics de Kim Stanley Robinson

Esperaba algo más de Kim Stanley Robinson, que solo nos muestra el devenir de unos mineros que se rebelan contra su labor en el satélite.


Griffin’s Egg de Michael Swanwick

Se me ha hecho larga esta historia de Swanwick, que parece más centrado en contar las aventuras sexuales del protagonista que en las consecuencias de un conato de guerra nuclear en la Tierra (si es posible semejante término). El final sí que me ha parecido interesante y la idea del experimento psicológico entre guardianes y presos está tratado de forma atractiva, pero le hace falta bastante poda.


A Walk in the Sun de Geoffrey A. Landis

Un relato de superación personal y lucha por la supervivencia huyendo de la cara oculta de la Luna.


Waging Good de Robert Reed

Un comienzo muy fuerte que genera muchísimas expectativas pero que luego se va diluyendo poco a poco. La sentencia por una travesura de juventud es el exilio a una Tierra devastada por las plagas en la que la tasa de supervivencia es ínfima.


How We Lost the Moon de Paul McAuley

Me fascina la ciencia que hay detrás de este relato, con un mini-agujero negro en el centro de un cuerpo celeste.


People Came From Earth de Stephen Baxter

Un relato sobre la recuperación de la civilización después del colapso en una Luna “terraformada”. Correcto pero no apasionante.


Ashes and Tombstones de Brian Stableford

Lo importante de este relato me parece que es el giro final pero como resulta algo que se ve venir, pierde mucha fuerza.


Sunday Night Yams at Minnie and Earl’s de Adam Troy Castro

Precioso cuento de Adam Troy Castro sobre la necesidad de mantener el sentido de la maravilla cuanto todo lo demás se banaliza.


Stories for Men de John Kessel

Entiendo que el orden correcto de lectura de las historias de John Kessel sobre la colonia lunar matriarcal debería haber sido primero este relato y después The Moon and the Other, pero como no ha sido así mi caso, lo cierto es que este relato me ha dejado mucha menos huella que The Moon and the Other, sea por que ya conocía la sociedad de los Cousins, sea porque parte de las sorpresas de la historia también las conocía. No obstante, reconozco que la discusión sobre el patriarcado sigue siendo candente.


The Clear Blue Seas of Luna de Gregory Benford

El punto de partida de este relato me ha resultado muy original ya que hablan de terraformar la Luna. Muchísimas historias tiene lugar en las colonias de la Luna, pero las características propias del asteroide parecen impedir su terraformación. La primera parte del relato me resulta más interesante por esto, pero el resto no me convence.


You Will Go to the Moon de William Preston

La Luna como destino para los ancianos mezclada con la necesidad de cumplir los sueños infantiles en la vida da lugar a un relato bastante olvidable.


SeniorSource de Kristine Kathryn Rusch

Una supuesta investigación policíaca que en realidad le sirve a la autora para explorar la injusticia de un sistema social en el que los baby boomers han asegurado su longevidad en la Luna a costa del trabajo de las generaciones posteriores, que nunca podrán disfrutar de las mismas oportunidades. Muy oportuno.


The Economy of Vacuum de Sarah Thomas

Un comienzo interesante para la historia de una colonizadora que quedará en la más absoluta soledad en la Luna, pero con un final que parece tomado de otro relato, que no resulta para nada satisfactorio y que parece una soflama contra ciertos regímenes políticos.


The Cassandra Project de Jack McDevitt

Me ha gustado más el proceso de investigación alrededor del clasificado proyecto Cassandra que la resolución final del relato, que se va desinflando conforme avanza.


Fly Me to the Moon de Marianne J. Dyson

Entrañable relato en el que un joven que visita a un anciano al que cree piloto en una residencia geriátrica, acaba descubriendo el relevante papel que desempeñó en la conquista de la Luna y como hay cosas que nunca se olvidan.


Tyche and the Ants de Hannu Rajaniemi


The Moon Belongs to Everyone de Michael Alexander y K.C. Ball

Un relato policial en un entorno lunar en una historia alternativa que tiene como trasfondo el lanzamiento de la primera misión tripulada a Marte, en 1980. La premisa era buena pero el desarrollo no lo es tanto.


The Fifth Dragon de Ian McDonald


Let Baser Things Devise de Berrien C. Henderson

Un llamativo relato sobre un chimpancé evolucionado que logra alcanzar el reconocimiento como persona. No pasa de ser anecdótico.


The Moon is Not a Battlefield de Indrapramit Das


Every Hour of Light and Dark de Nancy Kress

Muy curiosa este relato de Nancy Kress, que solo toca el tema lunar de forma tangencial, pero que habla sobre la pasión por el arte y su conservación con un oficio indiscutible.


In Event of Moon Disaster de Rich Larson

Un relato con tono humorístico sobre los problemas éticos derivados de la duplicación de seres.

No puedo recomendar esta recopilación porque varios de los relatos incluidos son flojos, escogidos por su característica lunar, pero sin la suficiente calidad como para hacerse valer por sí mismos.

Becoming Superman

Becoming Superman: My Journey From Poverty to Hollywood es la autobiografía de Joe Straczynski. Es un libro que está entre los nominados a los Hugo en la categoría de Trabajos relacionados (muy disputada este año) y esta nominación es más que merecida. Se trata de una obra apasionante, capaz de desvelar las terribles condiciones en las que se crió Straczynski y aún así servir de inspiración para los jóvenes y no tan jóvenes que tengan la suerte de leerlo. Está escrita con mucho oficio, algo que no debería sorprendernos viniendo de un veterano como es el creador de Babylon 5, pero es que además está escrita desde el corazón, sin ocultar los momentos más escabrosos ni las debilidades de Joe.

La narración comienza con la historia de los abuelos paternos de Joe y desde ese momento sirve para asentar las bases de lo que será la terrible familia del escritor. Espero que la escritura de Becoming Superman le haya servido como catarsis, porque debe haber sido horrible recordar durante páginas y más páginas los abusos físicos y psicológicos a los que se vio sometido durante décadas. Es digno de elogio cómo fue capaz de superar estos obstáculos y llegar a convertirse en un autor de renombre, además en medios tan diferentes como el periodismo, la radio, los cómics o las producciones audiovisuales.

No me tengo por una experta en su obra, pero es cierto que he catado un poco de muchos de sus trabajos, desde Rising Stars a Babylon 5. Con esto quiero decir que el apellido Straczynski no me era desconocido (aunque me cueste horrores escribirlo) pero la persona detrás de la obra era alguien totalmente ajeno a mí. Ahora no es así. Ahora es una persona a la que me gustaría abrazar (aunque no creo que se dejara) y con quien me encantaría tener una conversación.

El autor no esquiva temas polémicos, aunque es cierto que en algunas ocasiones no facilita nombres para no caer en acciones legales. Si bien no son comparables con los hechos que acontecen en su familia (dignos de cualquier película) es cierto que en el mundillo de Hollywood también hay rencillas y rencores que pueden arruinar carreras. Y es por esto que Straczynski ha tenido que reinventarse tantas veces, en ocasiones al borde de la ruina, para poder seguir creando, seguir escribiendo con esa pulsión casi enfermiza que le hacía lanzarse hacia la hoja en blanco.

Me ha gustado especialmente la relación de amistad que tiene con Harlan Ellison, uno de sus autores más admirados y que finalmente se convertirá en uno de sus pocos amigos. Ellison también tenía una personalidad muy dura pero consiguieron hallar un punto de encuentro que se ve reflejada puntualmente en esta obra.

La versión en la que he disfrutado de esta obra ha sido en audiolibro. El narrador es Peter Jurasik, capaz incluso de introducir una broma al principio del libro para justificar su presencia, pero que desde luego hace una labor encomiable personificando las ideas y expresiones de Straczynski, en un libro repleto de imágenes muy duras.

Una auténtica maravilla.

The Lesser Devil

Me topé con The Lesser Devil de casualidad, mientras buscaba por enésima vez la siguiente entrega de la saga de Christopher Ruocchio en Scribd. Pero hete aquí que había una obra intermedia de la que desconocía su existencia y que podría calmar el gusanillo durante un rato, así que me puse de inmediato con ella.

The Lesser Devil está pensado para ser una lectura independiente, para acercar la obra de Ruocchio a un lector que no se atreva de primeras con los mastodónticos libros de The Sun Eater. En este sentido, lo cierto es que se queda bastante corto, porque quizá uno de los mayores alicientes de Empire of Silence es precisamente el enorme despliegue de escenografía que el autor hace desfilar ante nuestros ojos. Así que, a pesar de estar concebido como una lectura independiente, algo que cumple sobradamente, su otra idea de enganchar con el resto de la serie no consigue su objetivo por ser una muestra demasiado exigua.

Tampoco ayuda que el principal protagonista sea Crispin, el hermano de Hadrian, que es un personaje mucho menos carismático y atractivo. En muchas ocasiones Crispin cree que no le llega a la suela del zapato a su desaparecido hermano y casi llega a autoconvencerse de su ausencia de valía. Quizá The Lesser Devil estuviera dirigido a convertirse en una alabanza a la autosuperación, pero se queda corta en este aspecto.

Lo que sí que tiene es mucha acción. El ritmo es trepidante desde un principio, ya que asistiremos a una persecución, una caza al hombre por uno de los lugares más recónditos del planeta. Los enfrentamientos no escatiman los miembros cercenados (gracias a las espadas de antimateria) y esa curiosa mezcla entre feudalismo y alta tecnología que sirve de base para el universo está muy bien representado.

Pero el detalle que más me gusta es el protagonismo de una secta religiosa, que vive en un pueblo-museo como una recreación de los cultos de la antigua Tierra. Ver cómo la fe cristiana ha perdurado casi impasible al paso del tiempo y cómo sus valores afectan a la vida de los lugareños es el eje central de la historia. Hay muchos libros de ciencia ficción con un fuerte componente religioso, como Pavana o la saga de Hyperion, pero en este relato tiene un efecto curioso sobre Crispin.

No puedo recomendar la lectura de The Lesser Devil como introducción a la obra de Ruocchio, pero si como un entremés curioso para completar una historia ya de por sí amplia. Y ahora perdonadme, que voy a refrescar Scribd a ver si les ha dado por subir la segunda entrega de la saga.

Vagabonds

No sé si os pasará a vosotros, pero los ejemplos de ciencia ficción de origen chino que he leído, me traen un regusto a ciencia ficción clásica pero con algún cambio. He de reconocer que la muestra no es significativa, porque casi todo por no decir todo ha pasado por el filtro de Ken Liu, bien sea seleccionando los relatos de diversas recopilaciones o traduciendo obras como las de Cixin Liu.

Vagabonds no es una excepción. Está traducida por Ken y recuerda a la ciencia ficción clásica, especialmente a Los Desposeídos, con la que comparte más de una similitud. Es una novela situada en un futuro tras la guerra entre la Tierra y Marte, pero aparte del conflicto armado todavía sigue presente el conflicto ideológico, entre el capitalismo y una versión del comunismo sobre la que cabría hacer muchos comentarios. Como hilo conductor y como testigo de los hechos está la figura de Luo Ying, una joven marciana que formó parte de un programa de intercambio por el que pasó cinco años en la Tierra y que ahora vuelve a su lugar de origen. En su nave de regreso también viaja una delegación de la Tierra para negociar acuerdos, junto con un cineasta que tiene protagonismo en la primera parte del libro pero que luego apenas mantiene la importancia.

La especulación social que lleva a cabo la autora es apasionante. No es un libro para leer de forma atropellada, si no para ir reflexionando sobre lo que se propone y si cada sistema sería viable o no a largo plazo. Aunque Hao Jingfang se centra mucho más en la parte marciana, sí que veremos retazos de la vida en la Tierra. Los sistemas sociales que clasifican entre fluidos e inmóviles, la comparación entre ambos, la necesidad de revolución para acabar con las injusticias, el inmovilismo de los que en su momento fueron agentes de cambio pero ahora son escollos en el camino… Muchos temas tratados con sensibilidad.

En el aspecto formal de la escritura, sin embargo, hay algunos elementos que no me han gustado. La figura de Luo Ying parece novata en todo y se utiliza como recurso ese supuesto desconocimiento para tener conversaciones con su tutor que son un infodump en toda regla. También resulta un tanto extraño que mientras toda la novela ha estado basada en las intervenciones de Luo Ying y su entorno, al final se ceda el protagonismo a otros personajes que tienen intervenciones mínimas pero drásticamente influyentes en la toma de decisiones.

La narración de Emily Woo Zeller es correcta, pausada como el propio tono de la novela, pero tiene un defecto que me hace algo incómoda la audición cuando imposta las voces masculinas, ya que tiene un toque que suena a falso, a niño imitando a adulto.

Vagabundos está publicada en español con traducción de Agustín Alepuz Morales.

Fall, or Dodge in Hell

Neal Stephenson es un autor capaz de presentar una ideas apabullantes, con un conocimiento exhaustivo de la materia sobre la que desarrolla sus novelas y una capacidad de narrativa que puede trasnformar el infodump más árido en una entretenidísima charla TED en la que aprendes sin darte cuenta. Pero me temo que con sus últimos libros, está perdiendo esta capacidad, porque cada vez son más largos y pesados de leer.

Me ha costado mucho trabajo finalizar Fall, or Dodge in Hell. La premisa de la vida después de la muerte mediante la virtualización y la singularidad tecnológica es apasionante y algunos de los párrafos dedicados a esto en el libro son una maravilla especulativa, sobre todo la relación entre la capacidad de cálculo y las necesidades físicas de los servidores, en aspectos como la refrigeración y la propia energía eléctrica. Pero es que está rodeado de tanto relleno que la novela parece una muñeca pepona.

La parte dedicada a la propia “vida” en el mundo virtual es insufrible. Las descripciones de cómo se va decidiendo cómo funciona cada hoja, cada piedra, cada rayo del luz… no es que le haga falta tijera, es que ni con una motosierra se puede una adentrar en ese proceloso laberinto de palabras. Me gustan las referencias a la mitología clásica, pero en este caso la transposición de figuras tampoco me convence. Y qué decir de la parte final, en la que diversos personajes se van de “aventura” (a hacer una “quest”) con un regusto a RPG trasnochado que tira para atrás.

El narrador del audiolibro, Malcolm Hillgartner, que se ha ganado su salario bien ganado con las 32 horas que ha tenido que locutar, tiene una voz que me recuerda a los documentales doblados de la dos. Te envuelve y te acompaña, haciendo la escucha en sí una experiencia agradable.

Me resulta imposible recomendar esta obra. Neal Stephenson sin supervisión y con un procesador de texto es una de las mayores amenazas actuales para la selva amazónica.

The Philosopher’s Flight

Empecé a escuchar The Philosopher’s Flight de casualidad, sin tener referencias ni del autor ni de la obra en sí. Me sorprende mucho que esta historia alternativa situada en la Primera Guerra Mundial no haya tenido más predicamento entre mis contactos, aunque seguramente haya pasado desapercibido por razones de marketing.

La novela cuenta los años de juventud de Robert Weekes, un practicante de filosofía empírica, que aunque en el libro se afirma que no es magia si no ciencia, ante nuestros ojos es prácticamente indistinguible de la magia. Las mujeres tienen más afinidad con esta filosofía, por lo que los practicantes masculinos son escasos y menos dotados.

Existen ramas de esta filosofía, especializadas en distintas posibilidades. El vuelo, la teletransportación o la escultura de humo son de las más mencionadas a lo largo de la novela, pero hay muchas más. Y la aplicación de esta ciencia ha cambiado algo la historia del mundo, pero la Primera Guerra Mundial sigue ocurriendo y por los tratados firmados con anterioridad la filosofía empírica solo se puede utilizar para el rescate de los heridos, no en las propias batallas.

Es en este mundo tan interesante donde asistiremos a las andanzas de Robert, hijo de una heroina de cuatro guerras que ahora trabaja como filósofa de condado, volando de forma urgente hasta donde es necesaria su intervención. Estamos ante un novela de paso a la madurez, donde Robert deberá conocerse a sí mismo y a decidir a qué se dedicará en su futuro, con todas las trabas que su condición masculina le impone.

La novela tiene la dosis justa de culebrón para que sigamos interesados en las andanzas de Robert en su primer año universitario, donde conoce a los que serán sus mejores amigos en la vida, su primer amor y también el odio y las rencillas que la envidia puede provocar. Como telón de fondo, un interesantísimo escenario en el que los fanáticos religiosos atacan de forma indiscriminada a las filósofas empíricas, haciendo alarde de discursos que no nos sonarán muy extraños, como que “el orden natural de las cosas es que la mujer se quede en casa cuidando de los hijos” y la utilización de la violencia justificada para deshacer la tiranía feminista. Recuerda en cierto modo a algunas lecturas recientes, como The Heart of the Circle, aunque en esta ocasión el autor aboga por un punto de encuentro y una búsqueda de la igualdad que no parece un objetivo muy realista en un enfrentamiento con violentos fanáticos religiosos. Aunque en ciertos momentos se responde a la violencia con más violencia, queda claro que ese no es el camino a seguir si lo que se quiere es extirpar el problema de raíz.

La prosa de Tom Miller es bastante funcional, aunque algunas explicaciones de la filosofía natural quedan en un terreno bastante abstracto, no resulta impedimento para creer a pies juntillas lo que cuenta. Al final del libro hay unos anexos explicando algunos de los glifos utilizados para cada “encantamiento”. Me temo que la explicación narrada no resulta tan clara como quizá fuera ver dibujado el glifo, pero es solo un pequeño inconveniente a la hora de disfrutar del audiolibro.

La narración de Gibson Frazier es perfecta en cuanto a tono e intensidad. Consigue meterse en la piel del joven Robert, que al fin y al cabo solo tiene 18 años cuando se desarrollan estos acontecimientos. Sobre todo, es capaz de inculcar en la narración la pasión desmedida que siente el protagonista por su ilusión de infancia y cómo lucha contra viento y marea para conseguir su aparentemente imposible sueño.

The City We Became

No me ha convencido para nada la nueva obra de N.K. Jemisin. Tengo entendido que si el lector está familiarizado con la ciudad de Nueva York, el libro resulta mucho más absorbente y atractivo, pero como no es mi caso, me he encontrado con una novela que pretende ser reivindicativa pero que se queda en el intento.

La antropomorfización de ciudades o entidades no es nada nuevo. Sin ir más lejos, en la divertidísima The Shambling Guide to NYC, Mur Lafferty ya dio voz a la misma ciudad que ocupa el eje central de este libro. En Ríos de Londres, Ben Aaronovitch nos presenta a los avatares de los ríos de la ciudad y seguro que se os ocurren más ejemplos. Así que, al menos por esa parte, la labor de Jemisin no es totalmente original.

La obra está escrita con un lenguaje moderno y en ocasiones complicado, rozando el slang. Es una elección consciente y adecuada por parte de la autora, ya que si pretende que los avatares de cada barrio de la ciudad sean creíbles, la forma más fácil para conseguirlo es adecuar su forma de hablar y actuar al momento presente. Los riesgos que corre, sin embargo, son dos: la generalización (si eres de tal barrio te tiene que gustar tal cosa) y anclar demasiado la obra en el presente, por lo que envejecería de forma muy acusada en poco tiempo. Este segundo aspecto es menos preocupante, ya que la trama fantástica aleja la obra tanto de la realidad que no llamaría la atención este hecho.

Me gustaría que el tono reivindicativo de la obra, muy volcado en asuntos sociales y en exponer las desigualdades de la gran ciudad, así como la gentrificación y otros temas, tuvieran algo más de sustento. Aunque parecen ser el motor que ha llevado a Jemisin a escribir la obra, la envoltura fantástica con que agrupa estas críticas es demasiado endeble y frágil. Toda la estructura del nacimiento de ciudades cuando se alcanza una determinada masa crítica podría ser interesante, pero acaba quedando en nada, aludiendo en todo momento al “esto es como se ha hecho siempre” y “¿por qué habrá cambiado lo tradicional?”. Además conforme avanza la lectura y especialmente en la parte final, el interés va menguando capítulo a capítulo y párrafo a párrafo. Y he descubierto que es la primera parte de una trilogía… que no tengo intención de seguir leyendo.

La obra está editada en español como La ciudad que nos unió con traducción de David Tejera.

El Laberinto Invisible

Leer la obra de Víctor Guisado no me ha resultado fácil. La he leído al principio del confinamiento y eso ha pesado gravemente en mi capacidad de concentración. A pesar de esta dificultad, he disfrutado enormemente con la bellísima prosa a la que nos tiene acostumbrados el autor. Mirad la primera frase del libro, para que sirva como ejemplo:

Mi hermano lleva enredados en su cabello cinco asteroides silenciosos, varias luciérnagas capitán y quién sabe cuántas metáforas de eco nulo.

No es fácil describir El Laberinto Invisible, ya que la originalidad de la propia obra impide clasificarla. Se puede decir que si te gustó Me tragó el igualma de seguro te encantará esta nueva novela, pero eso sería injusto para un lector que todavía no haya podido acercarse a su obra.

La historia que nos narra Víctor es la historia de dos hermanos mellizos, indisolublemente unidos por las circunstancias de su nacimiento pero también por las de su crianza, en un mundo aparentemente abandonado pero plagado de peligros y maravillas. La imaginación que desborda en cada página es trepidante y el lenguaje que utiliza para expresar sus ideas es aún más increíble.

El universo en el que se desarrolla esta huida hacia delante que tanto nos asombra está unido con los otros relatos del mismo autor, en un cosmos sorprendente que no deja de ampliarse ante nuestros ojos. Ver el mundo a través de los ojos de una niña nos permite asombrarnos con nuevos descubrimientos que quizá para otros fueran sucecos comunes, pero que se despliegan ante nosotros con apasionante detalle.

Se trata de un libro para leer de forma pausada e ir degustándola poco a poco, porque también es cierto que en ocasiones la prosa puede llegar a resultar agobiante, dependiendo del gusto de cada uno. Es una novela episódica, así que es recomendable espaciar cada capítulo para poder seguir disfrutando de la obra del autor extremeño.