Un cálido escalofrío

Me hicieron notar el otro día en Goodreads y es totalmente cierto que leo muy poco en español y tengo que remediarlo. Pero lo que tenía claro es que iba a leer Un cálido escalofrío de L J Salart más pronto que tarde, a pesar de que a priori no es mi estilo de lectura para nada.

Pensaba que eran historias de miedo, y no lo son. Hay fantasmas pero no son nada terroríficos, de hecho son pequeños retazos de relatos, fragmentos de historias que lo que hacen es clavarse en el corazón. Es difícil dejar atrás este libro porque es increíblemente realista en su planteamiento de los sentimientos a pesar de tratar historias de fantasmas. Salart habla sobre el dolor de la pérdida y sobre lo que hacen los humanos para aceptarla o para al menos sobrellevarla. No recomiendo leerlo teniendo fresca la pérdida de algún ser querido, porque no sé si tendría el efecto catártico que ha tenido conmigo.

La edición es preciosa, con esos cambios de tipo de letras y esas ilustraciones e imágenes en blanco y negro que tan bien maridan con la lectura. Hay algunos pequeños fallos de edición, pero son perfectamente obviables a la hora de disfrutar del contenido.

Estoy deseando ver con qué nueva obra nos sorprenderá el autor en la próxima ocasión.

Proyecto Marte

Ya sé que llego a la fiesta con algo de retraso, pero nunca es tarde si la dicha es buena. Proyecto Marte es un libro más que recomendable, volviendo a poner en entredicho el prejuicio sobre la calidad de lo que se escribe por estos lares.

El formato fix-up es muy utilizado en la ciencia ficción para unir relatos que puedan tener algo en común, como Central Station de Lavie Tidhar y tantos otros. Proyecto Marte utiliza esta estructura, hilvanando una historia larga es escala temporal pero corta en el sentido de que solo vemos pequeñas escenas cada vez más alejadas en el tiempo. Como forzosamente se ha de dejar de lado la implicación empática con unos personajes que solo aparecen fugazmente a lo largo del libro (aunque veamos algo de evolución en ellos en distintos momentos), la tensión de la obra debe recaer sobre las ideas.  La mezcla de temas que se tratan es extensa, deteniéndose en muchos de los tropos más típicos de la ciencia ficción y rindiendo homenajes nada velados a los grandes maestros de la ciencia ficción (esa ciudad llamada Trántor y las menciones a la psicohistoria como una ciencia establecida, por ejemplo).

A veces la estructura juega en contra del desarrollo, porque algunos relatos tienen más interés que otros. Pero creo que la brevedad de Proyecto Marte le permite salir airoso de este envite.

Proyecto Marte también tiene fallos. Añadido a la incorrección física de las “ventanas” a las que hace referencia, conocida por el autor y comentada en el propio libro, hay un aspecto que me resulta difícil de creer. A pesar de la dilatación temporal tan grande, los cambios en la raza humana son bastante discretos, cuando no directamente minúsculos. Es cierto que se llega a una relación simbiótica de la que no voy a hablar más en profundidad por no desvelar sorpresas, pero aparte de esto no hay cambios relevantes. Quizá sea una decisión consciente porque si ya resulta difícil empatizar con unos personajes tan fugaces, si encima fueran demasiado alejados a la Humanidad Como La Conocemos TM el libro haría aguas emocionalmente, pero me gustaría pensar que se hubiera podido llegar a una solución de compromiso. El autor ya está emplazado para una conversación al respecto (quizá esto suena demasiado amenazante, pero prometo someterme a las tres leyes de la robótica cual R. Daneel Olivaw).

La edición presenta algunos problemas de corrección, que sin llegar a acumularse para impedir la lectura sí que molestan en algunos momentos. Espero que el autor lo solucione para una hipotética segunda edición.

En definitiva, recomiendo la lectura de Proyecto Marte y me gustaría saber en con qué otros proyectos nos sorprenderá Salart. Desde luego, cuenta con mi interés.