Finalistas premio de los lectores de la revista Asimov

Aquí os traigo el listado de los finalistas del premio Asimov’s Readers, con sus jugosos enlaces para poder leer lo nominado y juzgarlo por nosotros mismos.

Mejor novella

Mejor novelette

Mejor relato

Mejor poema

Finalistas premio de los lectores de Analog 2018

Hoy toca ración doble de lectura. Aquí os traigo los finalistas del premio de los lectores de la revista Analog, con sus correspondientes enlaces.

Mejor novella

Mejor novelette

Mejor relato corto

Mejor artículo

Mejor poema

Alternate Routes

Me gusta mucho la manera en que Tim Powers utiliza los intersticios de la realidad para introducir su fantasía urbana y maravillosa. Personalmente prefiero sus libros más “históricos” como Declara que los situados en tiempos más modernos como Medusa’s Web.

Alternate Routes se puede clasificar dentro de la segunda categoría. Por la descripción del libro, nos encontramos ante la primera entrega de una serie, pero el libro está perfectamente contenido en sí mismo, dejando una puerta abierta a continuaciones pero sin que sea imprescindible su lectura.

La acción se desarrolla en la actualidad. La creación de autopistas por las que circulan filas prácticamente infinitas de coches han dado lugar a unas corrientes capaces de atraer a los fantasmas. Se ha creado toda una comunidad alrededor de este contacto con el otro mundo e incluso una agencia gubernamental se ocupa de los posibles asuntos fantasmagóricos.

Con estos mimbres Powers podría haber decidido crear una road movie, pero la novela sigue otros derroteros. Con una pareja de protagonistas poco consistente y un enemigo apenas definido el libro se tiene que aferrar firmemente al entorno para ofrecer algo interesante. Esto lo consigue el autor por momentos con sus referencias a la mitología griega y también con esa parafernalia de fantasmas que tan bien conocemos (los palíndromos, las matemáticas para aferrarse a la realidad, recitar rimas infantiles…) por otras obras, dándole la consistencia que le faltaba a la novela por otras partes.

Pero aún así, el resultado es decepcionante. El ritmo está bien llevado, pero es que el interés por la historia va decayendo conforme va avanzando la lectura. Los constantes deus ex machina nos hacen pensar que al final todo tiene que salir bien, por obra y gracia de Powers. Una de las escenas finales, la de la huida de la fábrica, es bastante psicodélica e inverosímil incluso en los términos en los que se suele mover el autor.

Es por todo esto que considero Alternate Routes una obra menos de Powers. Preferiría mucho que vuestra aproximación al autor fuera con otras de sus obras.

The Monster Baru Cormorant

A pesar de que la experiencia de lectura de The Traitor Baru Cormorant no fue satisfactoria, el tiempo había hecho que se desdibujaran los peores recuerdos de la lectura y pensé darle otra oportunidad a Seth Dickinson. Creo que a veces mi cerebro me juega estas malas pasadas para que disfrute más de otros libros en comparación.

Es cierto que algunos de los problemas de la primera novela se solventan en esta aunque sigue girando alrededor de las intrigas geopolíticas de los distintos archipiélagos que conforman el mundo. La protagonista está mejor definida y ha perdido la poca inocencia que pudiera tener en un principio, pero ahora en vez de evolucionar en un ser despiadado, como sería lo normal, se ve envuelta en un mar de dudas que llega a resultas exasperante. Baru debe haber perdido por el camino, además de la poca inocencia que le quedara, más de la mitad de las neuronas que la hacían tan especial, porque cae en todas las trampas una detrás de otra. Es que hasta el pinche de cocina del bar de al lado de la embajada está más espabilado que ella.

Las intrigas políticas que están en plena ebullición a lo largo de la novela distan mucho de ser sutiles, por lo que ese es también un punto de desinterés. He llegado a estar leyendo la novela con el piloto automático puesto y eso es muy triste para un libro que pretende engancharte a base de complots. Pero es que la introducción de elementos fantásticos, especialmente el vehículo utilizado para lograr una supuesta “inmortalidad” es, a mi entender, tan ridículo como obsceno.

En el primer libro apenas se hablaba sobre la homosexualidad de Baru, un pecado oculto que apenas se atrevía a admitir en sus pensamientos, mientras que ahora lo va pregonando a los cuatro vientos. Mucho ha debido cambiar la política de la Masquerade cuando permite que su representante contradiga tan abiertamente uno de los puntos fundamentales de su doctrina. En consecuencia, las escenas de sexo pierden valor, son simples intercambios de fluidos con menor importancia que escribir una carta.

Y es una lástima porque la prosa es bella, pero el contenido no está a la altura. Definitivamente, no os acerquéis a Baru, ni como traidor ni como monstruo.

Rosewater

Rosewater es una novela compleja, que bebe de muchísimas fuentes pero que aún así consigue conjugar todas estas influencias en un todo coherente y atractivo. También debido a esta multiplicidad de características es difícil de resumir.

La novela está situada en Nigeria, algo que de por sí ya supone un cambio de emplazamiento de lo que ya estamos acostumbrados a algo más exótico (aunque hayamos leído a Nnedi Okorafor, no es un lugar demasiado explorado). La narración está situada en un futuro cercano, pero el mundo es radicalmente diferente en algunos aspectos tras los primeros contactos con alienígenas mientras que en otros la historia sigue su curso aparentemente inalterable. Es un libro que está inextricablemente ligado a su localización geográfica, con las consideraciones religiosas pertinentes en un entorno nigeriano pero también con una dualidad colonialismo-invasión extraterrestre que me ha resultado fascinante.

Tade Thompson nos presenta dos líneas temporales, una situada en el presente del protagonista y otra en el pasado que va dando saltos desgranando sucesos que se atisban en la trama principal pero que no se comprenden en su totalidad hasta que reciben el foco por completo. Este vaivén entre líneas me provoca algunas reservas respecto a la novela porque en ocasiones rompe el ritmo, aunque no se me ocurre de qué otra forma se podría haber articulado el acceso a esta información.

Uno de los pilares fundamentales sobre los que se vertebra la novela es la capacidad telepática del protagonista y de otros personajes, con una explicación “científica” y verosímil hasta cierto punto. Otros aspectos de la novela frisan lo fantástico, pero intentando respetar el aspecto tecnológico de la ciencia futura.

Para mí, la lectura ha resultado apasionante y sugerente. Por si todo esto fuera poco, Rosewater tiene una frase final de esas demoledoras al estilo de Los genocidas que culmina un trabajo excelente.

Rosewater se va a publicar en español como Rosalera de la mano de Runas con traducción de Raúl García Campos.

A Man of Shadows

Sigo intentando ponerme al día con las recomendaciones del último programa de los VerdHugos de lecturas del 2018 y en esta ocasión le tocaba a Jeff Noon y su A Man of Shadows. Os preguntaréis cuándo me voy a poner a leer lo del año 2019, pero la respuesta está clara… en 2020.

El concepto en el que se basa la novela es fascinante. Una ciudad en la que coexisten diversas líneas temporales a las que cada persona va saltando por el simple procedimiento de cambiar la hora en su reloj. Dicho así parece fácil, pero si con dos cambios de hora al año a muchos de nosotros ya nos vuelven locos, imaginaos lo que un tránsito constante puede llegar a causar. Y sin embargo, no hay apenas conflictos, al menos aparentemente. La ciudad que nos ocupa, además, está dividida en dos partes, como el día y la noche. En una parte siempre hay luz, con una cantidad de luminarias e instalaciones eléctricas que serían el sueño dorado de cualquier directivo de Endesa mientras que en la parte oscura ocurre todo lo contrario. Y existe una zona intermedia no muy bien definida que es el sustrato para todas las pesadillas de sus habitantes.

Partiendo de esta base indudablemente fascinante, Noon nos cuenta una historia noir de detectives muy en consonancia con el entorno, pero que de alguna forma falla en su intento narrativo. El hilo le permite hacernos visitar las distintas zonas de la ciudad desde las más luminosas a las que representan la oscuridad total y es innegable el interés que pueda suscitar cada una de ellas, pero la falta de carisma del personaje principal y de la historia da al traste con el resto de la novela.

El autor juega bastante bien con la ambigüedad y la dualidad inherente a la propia definición de la ciudad y por lo tanto el desenlace no debería sorprendernos tampoco. La presencia de un asesino al que nadie es capaz de ver actuar a pesar de que lleva a cabo sus acciones en público le añade algo de salsa a la mezcla, pero por desgracia el libro no acaba de cuajar a pesar de los buenos ingredientes de los que partía.

The Ingenious

Llegué a leer The Ingenious de pura casualidad, ya que no conocía al autor ni tenía referencias sobre su obra, pero a veces lees libros por intuición, por salir de tu zona de confort a ver qué te encuentras.

Lo que me encontré en este caso fue una historia fantástica con una ambientación muy atractiva aunque no exenta de fallos. Hay una gran descompensación entre el interés de la ciudad en la que se desarrolla todo, Athanor, y la propia narración. Mientras que las descripciones de una ciudad en perpetuo movimiento con tintes barrocos de crecimiento casi orgánico son realmente espectaculares, la historia en sí no deja de ser un conato de rebelión ante el poder establecido.

La imaginación de Darius Hinks se desborda al describir los barrios que conforman Athanor, que son literalmente arrancados de su emplazamiento original para unirse al sistema en perpetuo movimiento que constituye la ciudad. Con estas adquisiciones llegan también los habitantes correspondientes, dando lugar a una amalgama de culturas y seres variopintos que podrían haber dado muchísimo juego, pero que no se aprovecha.

Hay cierto punto sádico en cómo el autor se recrea en los síntomas más evidentes de la adicción a las drogas promulgada y facilitada por el poder, que para mantener a las masas idiotizadas (además de otras motivaciones más oscuras) inundan las barriadas humildes de estupefacientes baratos.

En cuanto a los personajes, resulta extremadamente difícil empatizar con ellos, pues sus acciones son erráticas y eminentemente egoístas. Se acaba dando importancia a un personaje bastante secundario que casi casi pasa desapercibido durante el 90% de la novela, lo que parece un fallo de planificación o que el autor jugaba con las cartas demasiado ocultas.

La magia es potente pero está reservada solo a unos pocos estudiosos que sufren de ombliguismo extremo y que no son capaces de ver las amenazas que se ciernen sobre ellos, obcecados en una vida de estudio constante del Arte que apenas da frutos.

The Ingenious no es una lectura fácil pero si disfrutas de un libro donde la ambientación es la pieza clave, quizá sea para ti.

Lord of All Things

Andreas Eschbach es un autor al que conocí con la fabulosa Los tejedores de cabellos, un libro que nunca se recomendará lo suficiente, pero del que después leí El vídeo Jesús, que fue un batacazo considerable. ¿Qué escritor me encontraría con Lord of All Things? ¿El de la ciencia ficción asombrosa o el de los guiones de película de Antena 3 en la sobremesa?

El resultado se queda a medio camino. Aunque en realidad es una novela de ciencia ficción, durante casi tres cuartas partes del libro se puede leer como un thriller un tanto descafeinado, con esos elementos que caracterizan a las novelas pasapáginas. Constantes cambios de localización a lo largo del globo, intrigas y rencillas personales que se prolongan a lo largo de los años, historias de amor quebradas por las circunstancias… Leer esa parte me ha resultado un poco cansado, no me picaba tanto la curiosidad, quizá también porque los personajes son algo arquetípicos.

El último tramo, cuando ya entramos de lleno en la parte especulativa, incrementa algo el interés. Aunque la solución definitiva resulta ser bastante obvia, entiendo que para una persona no muy ducha en la lectura de ciencia ficción puede resultar sorprendente.

Supongo que es injusto juzgar una obra comparándola con algo tan extraordinario como Los tejedores de cabellos, y he intentado sinceramente que no me influyera tanto en la reseña y en la lectura. Sin tener en cuenta este hecho, el libro se sostiene a duras penas por sí mismo, además de tener algunos aspectos un tanto machistas, como ese momento en una exploración en la que el fotógrafo les pide a las investigadoras que hagan como que están trabajando, para que salgan bien en la foto. En serio…

Por todo esto, no puedo recomendar el libro salvo para fans muy fans del autor o para pasar el rato, ambas opciones perfectamente válidas.

El libro está traducido al inglés por Samuel Willcocks.

Libro gratis: Ghosts of the Tristan Basin

Hoy es el cumpleaños de Brian McClellan y para celebrarlo, nos regala su novella Ghosts of Tristan Basin.

Es una historia aislada y transcurre un año antes de la primera entrega de su universo Powder Mage, la estupenda Promise of Blood. Si todavía no has empezado a leer a Brian, esta es una buena oportunidad para conocer la fantasía que es capaz de escribir.

Estoy segura de que si le dais una oportunidad no os arrepentiréis.

The Ninth Rain

En una de esas ofertas irresistibles en las que se está especializando Borja Bilbao, me hizo con el libro galardonado con el premio British Fantasy a la mejor novela de fantasía del año pasado. Además, he tenido la suerte de ir comentándolo con Antonio Díaz, lo que no hace si no incrementar el provecho que se le puede sacar a una lectura.

Con estos antecedentes, parecería que The Ninth Rain debería haber sido una grata experiencia, pero no ha sido capaz de convencerme por completo. Os cuento por qué.

Es cierto que uno de los personajes, Vintage, me ha encantado. Una erudita millonaria que se dedica a investigar los restos de una fuerza invasora que ha intentado en repetidas ocasiones acabar con todo, a la que no le importa ponerse el mundo por montera. Los otros personajes no es que estén mal, pero palidecen en comparación. Está Tormalin, uno de los últimos elfos… digo… eborianos que quedan y Noon, una fell-witch, que comienza la historia encerrada en un institución especial para este tipo de brujería.

El mundo es oscuro y truculento, los restos de las guerras anteriores amenazan la vida habitual de los humanos supervivientes y todo es desesperanza y tragedia.

Quizá Jen Williams se regodea en exceso en esta decadencia, pero cada descripción es un poco más gore que la anterior. Vale que estamos hablando de grimdark y que es posible que yo ya no tenga el cuerpo para estos trotes, pero llega un momento en el que cansa ver tantos intestinos y vísceras humanas puestas a ventilar. La mezcla de géneros que utiliza (porque se puede interpretar también que hay un poquito de ciencia ficción en la novela, si se ve desde un prisma determinado) es fascinante y las posibilidades que abre son muy variadas, pero requiere un esfuerzo consciente por parte del lector, tanto para entrar en la historia que arranca demasiado lenta como para sortear los coágulos de sangre y ectoplasma. De momento, no me he quedado con ganas de saber qué pasa en la siguiente entrega a pesar de que el relato se queda en un estupendo cliffhanging (o Behemoth-hanging)que deja abiertas muchas posibilidades.