Los premios Ignotus: 1991 – 2000

ignotus91Tenía muchas ganas de leer esta recopilación de relatos premiados con el Ignotus y he de decir que no me he sentido defraudada en absoluto. Los artículos que acompañan a la ficción son también muy acertados, escritos desde el punto de vista de grandes conocedores de la materia como son Juanma Santiago (modo Abuelo Cebolleta ON) y Mariano Villarreal. También incluye unas estadísticas de las votaciones que resultan fundamentales  para un volumen de estas características.

1991: La estrella, Elia Barceló

La confrontación entre la nostalgia por el tiempo pasado y la necesidad de avanzar hacia el futuro se encuentran reflejadas en este relato. Visitar el origen de la humanidad siglos después de haberlo abandonado por la radiactividad puede dar lugar a hallazgos increíbles.

Me gustan las dos narraciones paralelas y complementarias que utiliza Barceló para desarrollar el relato. Aunque el tono onírico de una de ellas no me acaba de convencer entiendo que es para forzar la idea de “lo extraño” y cohesionar la narración.

1992: A tumba abierta, Rafael Marín

Este relato podría haber sido perfectamente el precursor de Battle Royale (1999) o se puede considerar inspirado en Los inmortales (1986), entendiendo la historia como un enfrentamiento en el que solo puede quedar uno.

Si bien la base no es excesivamente original, el desarrollo es tan envolvente y lleva el ritmo de una manera tan fluida que lo único que quieres es ver quién consigue proclamarse victorioso en esta lucha a muerte. Los habituales guiños de Marín (por ejemplo, protagonistas con nombres de dibujantes de cómic…) también están presentes. Un aspecto que destaca es la crudeza de las descripciones, que el gaditano lleva a extremos insospechados, quizá buscando una mayor respuesta emocional por parte del lector. En ocasiones llega a ser repugnante.

1994: Estado crepuscular, Javier Negrete

Por cuestiones de derechos no se ha podido incluir en la recopilación* el relato ganador de 1994. En su lugar se ha publicado otro relato de la misma época del autor, donde vemos reflejados algunos de sus temas favoritos que luego desarrollaría en obras posteriores, como los “dioses” que juegan con estados cuánticos o la marcada influencia de la cultura griega.

El relato en sí me parece sin embargo poco llamativo, el amor más allá de las fronteras de la mortalidad y el desafío al poder son temas muy vistos.

1995: Castillos en el aire, Rodolfo Martínez

Sabemos que Rudy es fan de Isaac Asimov. Este hecho, aunque se pone de manifiesto explícitamente en el relato del año 1996, también se puede intuir en “Castillos en el aire”. Con una historia corta de base científica que recuerda a algunos cuentos del buen doctor.
Me gustaría saber qué piensan los habitantes de Tabernas sobre este relato.

1996: El robot, Rodolfo Martínez

Para alguien que haya disfrutado los cuentos de robots de Asimov y sus disquisiciones sobre las Tres Leyes de la Robótica, esta historia le vendrá como anillo al dedo, pues se trata de una nueva vuelta de tuerca sobre las posibilidades de libre albedrío que estas leyes permiten a los robots.

1997: El bosque de hielo, Juan Miguel Aguilera

Ya había leído este relato en la Antología de ciencia ficción española, pero una segunda lectura me confirma las buenas sensaciones que recuerdo de aquella vez. Ciencia ficción dura jugando con escalas temporales muy diferentes.

1998: Mi esposa, mi hija, Domingo Santos

Este cuento me parece el más flojo de la recopilación, porque me resulta inconcebible pensar en la clonación con los fines que tiene el protagonista. No sé si el premio sería también un agradecimiento a la carrera de Domingo Santos, pero no creo que el cuento sea destacable.

1999: El decimoquinto movimiento, César Mallorquí

Con una prosa trabajada que fluye con una naturalidad envidiable, Mallorquí nos relata un enfrentamiento que trasciende el tiempo, en una partida de ajedrez en la que importa menos el resultado final que la partida en sí.

2000: En las fraguas marcianas, León Arsenal

Esta narración sobre una expedición en un Marte colonizado hace tiempo tiene un cierto regusto a western, a historia de la frontera que le viene bien. La duda sobre si se deben respetar las tradiciones de otras culturas es algo que se nota en toda la trama. Aunque no es mi favorita, se trata de una lectura agradable.

Recopilar la narrativa breve que ha sido premiada con el premio de género más longevo de la ciencia ficción y fantasía española era un trabajo necesario que hay que agradecer a Sportula. Este volumen es historia viva de nuestro género y hay que recibirlo como tal.

* En la recopilación en ebook. En la versión impresa sí que está incluída.

La onda Septimus

septimusLos tebeos de Blake y Mortimer me han acompañado desde hace tanto tiempo que ya no recuerdo cuando leí por primera vez La marca amarilla. Acostumbro a hacerme con las nuevas entregas de estos personajes cuando son publicadas, pero en esta ocasión se me adelantaron y me la regalaron para mi cumpleaños (parece que me conocen).

Sobre el tebeo en sí, el trabajo gráfico de Antoine Aubin y Étienne Schréder comienza de forma espectacular. Increíblemente fiel al trabajo original de Edgar P. Jacobs, las primeras páginas son un derroche de talento y da gusto regodearse en algunas imágenes muy detalladas, en los gestos expresivos de los personajes o los fondos trabajados. Sin embargo, conforme avanza la lectura del álbum (bastante extenso, ya que llega a las 70 páginas) el dibujo empieza a fallar. No sé si habrá sido debido a los plazos impuestos por la editorial o a alguna otra razón, pero hay algunas páginas que no sé si merecen pertenecer a esta serie icónica.

Con todo, lo peor no es el aspecto gráfico. El guión deja mucho, pero que mucho que desear. Un desvarío detrás de otro, una nave espacial oculta en el más profundo subsuelo, una plaga que se expande sin causa clara… Es una auténtica lástima que con este despropósito se quiera continuar uno de los mejores tebeos de Blake y Mortimer, cercenando la posibilidad de seguir una historia que merece mucho la pena.

Me hubiera gustado poder hablar de alguna de las referencias metaliterarias que aparecen en La onda Septimus o de la relación con otras entregas como El secreto del espadón, pero por desgracia todo queda empañado por el pésimo guión.

Tiempo de sembrar piedras

sembrarpiedrasA pesar de haber leído casi todas las novelas publicadas por el escritor Tim Powers, he de reconocer que su ficción breve era una gran desconocida para mí. Con ocasión de la recopilación publicada por Gigamesh decidí poner remedio a este fallo con la colección de los que, según afirma el propio autor, “son sus mejores relatos”.

Dondequiera que se oculten

Aunque Powers es principalmente conocido por su faceta fantástica, también tiene algún relato que se puede considerar ciencia ficción o que al menos contiene elementos de ciencia ficción.  El tratamiento de los viajes en el tiempo para cambiar la historia es corriente en estas historias, pero la ambientación y el “anclaje” del viajero me parecen muy interesantes.

Un alma embotellada

Curioso relato en el que el autor vuelve a exponernos algunas de sus obsesiones (presencias fantasmales, escritores malditos, influencia del alcohol en lo sobrenatural). Me encanta que el protagonista se gane la vida con la compra venta de libros antiguos que rebusca por los mercados de ocasión y que este hecho sea pertinente para la narración. Muy recomendable.

El camino de bajada

El precio de la inmortalidad es arrancar el alma de un nonato para ocupar su lugar. Un precio que algunos elegidos están más que dispuestos a pagar para continuar su existencia a lo largo de los siglos. Éste es el terrorífico punto de partida del relato “El camino de bajada” donde tiene lugar una reunión de estos seres, parásitos de los efímeros humanos.

La historia está muy bien llevada, con algunas escenas de miedo psicológico, sobre todo por la depravación de estos seres y su utilización como simples carcasas de los humanos.

El reparador de biblias

Dejar a los seres queridos atrás es siempre una acción muy difícil, pero apegarse a los recuerdos es aún peor. En este relato se nos ofrece condensado el modus operandi del autor estadounidense en su relación con los fantasmas pero también una ventana de esperanza para superar los miedos a la muerte.

Salvación y destrucción

De nuevo el protagonista es un experto en libros antiguos, que recibe el legado de una escritora que se suicidó años atrás. Cuando se pone en contacto con la albacea de la obra, comprenderá que en esta ocasión este negocio es distinto a los que está acostumbrado.

Me gusta  la idea de las distintas líneas temporales  y la posibilidad de futuros dispares según las acciones que se realicen en el presente que afectan al pasado.  Es fascinante que la traducción conlleve consecuencias tan terribles para el traductor, pero desgraciadamente la longitud de la obra no da pie a que se explore en profundidad la naturaleza mágica de los viajes en el tiempo o de las obras sumerias que se mencionan, por lo que la historia queda demasiado esquemática.

No tengo muy clara la traducción del título del relato, originalmente “Salvage and demolition” como “Salvación y destrucción”.

Tiempo de sembrar piedras

Situado en el tiempo que transcurre entre The stress of her regard y Hide me among the graves, gracias a este relato podemos conocer la historia de Trelawny y su esposa, mencionada en la segunda obra (recientemente traducida al español).

Es precisamente por esta relación tan estrecha con los otros dos libros que no se disfruta de la lectura totalmente si no se conoce toda la mitología del autor respecto a los nefilim. Pero si se han leído las otras obras, esta pieza encaja perfectamente en el puzle del autor, resultando en una lectura agradecida y no muy exigente.

En conclusión, esta breve antología es un complemento perfecto para los lectores a los que ya guste Tim Powers, pero no sé si la recomendaría como una puerta de entrada a la obra de este autor. Sus mayores virtudes (y algunos defectos) son más visibiles en obras de mayor extensión, que conforman el grueso de sus trabajos publicados.

El mundo de SIC

mundosicEsperaba con impaciencia esta última entrega de Cybersiones, la estupenda serie de relatos de ciencia ficción de Santiago García Albás que tan buenos ratos me está haciendo pasar. Las reseñas de las entregas anteriores las podéis consultar en estos enlaces (1, 2 y 3).

Lo cierto es que me he sentido un poco decepcionada con esta historia sobre realidades virtuales. La acción se sitúa en el futuro en una estación espacial donde el único entretenimiento cuando se acaba el turno de trabajo es un simulador de batallas muy inmersivo. Estas batallas recrean acontecimientos históricos, enfrentamientos de muy diversa índole (desde las guerras napoleónicas a batallas espaciales) donde el autor vuelve a poner de manifiesto su conocimiento de la historia militar, algo de lo que ya hizo gala en una entrega anterior de Cybersiones y que dota de profundidad al escenario.

Hasta aquí, nada muy distinto de un World of Worldcraft elevado a la enésima potencia. Tras cada combate las puntuaciones dirimen quiénes ocuparán los cargos de más responsabilidad en  la batalla siguiente. Un sistema aparentemente justo que impide a los jugadores perpetuarse en el poder y que premia la valía de los subalternos. Aparentemente.

Me parece destacable el humor con el que el autor ha sabido impregnar los principios de la narración. También se puede observar cierta crítica social, sobre todo en lo referente a los trabajos en el Mundo Real TM, quizá como contraste con las apasionantes vivencias del juego.

El desarrollo de la historia no me ha parecido tan coordinado como las historias anteriores y diría que existen ciertos problemas en la trama. En ocasiones las reglas son tremendamente rígidas y en otras no tanto, en una suerte de deus ex machina que permite arreglar las situaciones de la forma más beneficiosa para el protagonista. También la separación entre mundos, que se supone inviolable, actúa como una membrana osmótica en vez de como una barrera.

La mezcla de mundo real y mundo virtual es un terreno bastante explorado por la literatura de ciencia ficción, lo cual no quiere decir que no se puedan encontrar obras novedosas al respecto. Mi problema es que El mundo de SIC recorre caminos ya transitados y no me aporta nada nuevo. Sin embargo, hay otras personas que no opinan lo mismo que yo. Por ejemplo, Miquel ve muchos más aspectos positivos que yo.

¿Cuál es tu opinión sobre El mundo de SIC? ¿Y sobre Cybersiones?

Iris

irisIris ha significado para mí un reto lector, pero he de decir que el esfuerzo ha valido la pena. Me encuentro fascinada por la amplitud de recursos estilísticos utilizados en esta novela.

La primera dificultad con la que nos encontramos es el lenguaje utilizado. Edmundo crea una nueva forma de hablar, una suerte de spanglish escrito casi fonéticamente. Aunque no llega a los extremos de Banks con El artefakto, es necesaria una inmersión considerable por parte del lector para entrar en el juego de alusiones y sentidos velados que propone el autor.

Una vez soslayado este primer obstáculo, podemos disfrutar de las distintas perspectivas desde las que asistimos al desarrollo de la trama. En cada uno de los cinco capítulos en los que se divide Iris cambia el punto de vista, y en consecuencia, la forma de escribir y de exponer los hechos. Vemos como la prosa va cambiando, es más o menos sofisticada dependiendo de quién lleva la voz cantante. Asímismo, cambia la longitud de los capítulos, con lo que la lectura va variando el ritmo, algo que se agradece.

Los dos pilares en los que se sustenta el libro son la religión y las drogas. Me gusta en especial cómo la zona colonizada mantiene una dura pugna religiosa con las creencias importadas por los invasores, en una lucha desigual. La dualidad religión-droga es imperante en toda la novela, en algunos momentos me ha parecido que el verdadero hilo conductor de la historia eran las distintas reacciones a las muchas drogas presentes en Iris, cada una con un efecto distinto sobre el cuerpo humano.

También resultan especialmente impactantes las imágenes que se nos presentan cuando los personajes están bajo los efectos de estos viajes alucinógenos. La principal herramienta para hablar del pasado son estas distintas sustancias (jün, danshen, paideluo…) que se utilizan como vía de escape de estos horribles hechos que han desencadenado la huida a Iris, un lugar del que no se vuelve.

Es en esos flashbacks donde se muestra la parte más descarnada y vil del ser humano. El pasado de muchos personajes rebosa rencor y odio, provocando que esas almas torturadas acaben en Iris, quizá buscando una salida, una mejora. Lo que acaban encontrando, sin embargo, no es lo que esperaban.

Un tema que se trata también en esta gran novela es el racismo, en varias vertientes. El desdén con el que se trata a los naturales de Iris, superado por el desprecio a los nacidos de la mezcla de sangres es similar al que se siente por la presencia de artificiales, cyborgs indistinguibles de los humanos base.

¿Es esta una nueva visión sobre el colonialismo? Para mí sí, aunque no lo parezca es el tema principal de la narración. Quizá nos distraigan los fuegos de artificio de las sustancias psicotrópicas que emanan del libro. El escenario en el que se utiliza a los nativos para extraer los bienes de sus tierras en beneficio de los opresores nos es sobradamente familiar. No obstante, la utilización de forma mayoritaria del punto de vista de los opresores contrasta con las tendencias actuales de dar voz a los colonizados, como en We see a different frontier.

Definitivamente, ésta es una gran obra que hay que leer.

Mundos en el abismo

mundos en el abismoTenía muy abandonada la ciencia ficción en español y de alguna forma quería reparar este error imperdonable. Con la edición 25 aniversario de Mundos en el abismo podía intentar subsanarlo y de paso seguir el consejo de alguien más experto que yo en estos lares. La recomendación no ha podido ser más exitosa, Mundos en el abismo es una lectura imprescindible para cualquier aficionado a la ciencia ficción.

Entrar en la dinámica de una obra de ciencia ficción hard requiere una implicación por parte del lector. Además, cuando se utilizan palabras en sánscrito la barrera de entrada es más alta. Es por esto que al principio resulta difícil entrar en el juego propuesto por los autores. Sin embargo, una vez superado este impedimento inicial, nos podemos dejar llevar por ese indefinido sentido de maravilla que tan relacionado está con la ciencia ficción y que abunda en esta obra.

Con el transcurrir de las páginas se van tocando diversos temas del género (space opera, ciencia ficción militar, especulación religiosa…) todos en su justa medida y de forma, si no original, al menos si novedosa y refrescante. Incluso otros, que no puedo mencionar aquí por que sería destrozar la sorpresa, pero que dan un giro final muy adecuado, dejando la puerta abierta a más visitas Akasa Puspa. Hay más historias situados en este universo  y me apetece mucho ponerme con ellas.

Solo algunos pequeños fallos empañan este más que recomendable libro. Por una parte, resulta chocante que siendo tan puntillosos con los detalles científicos, ignoren por completo el retroceso de las armas que se utilizan y las funestas consecuencias de la utilización de proyectiles en un entorno cerrado y estanco como es una nave espacial. Tampoco es lógico que una nave espacial se vea obligada a girar 180 grados en su trayectoria cada cierto tiempo para recibir las señales que les mandan desde el origen del viaje para comunicarse. Otro tema curioso, que no considero un fallo si no que representa al libro como hijo de su tiempo es la presencia de ¡ceniceros! en las salas de espera. Hace 25 años en España nadie podía haber previsto la ley antitabaco.

Estos son solo meros detalles. Realmente por Mundos en el abismo no pasan los años y no dudo de que saldrá en la charla sobre ciencia ficción española en la Loncon.

PD : No dejéis pasar este interesante artículo sobre la parte hard de Akasa Puspa. Muy clarificador.

Axiomático

axiomaticoSi sois lectores habituales de este blog, estaréis acostumbrados a reseñas pormenorizadas de cada relato de las antologías que voy leyendo. Hacerlo así me sirve tanto para aclararme las ideas como para ver la obra como un todo formado a partir de sus partes.

Sin embargo en esta ocasión he decidido romper con esta norma no escrita para elaborar este artículo. La estupenda impresión que me ha causado Axiomático lo merece.

La lectura de estos relatos no es fácil. El nivel de especulación científica es muy alto y no resulta raro tener que volver a releer párrafos para captar lo que Egan nos quiere decir. Incluso podría decirse que hacen falta unos sólidos conocimientos de varias ramas de la ciencia para llegar a comprender todas las ideas que el australiano vuelca en los relatos. Esta dificultad, unida inextricablemente a la prosa seca y en ocasiones árida del autor hace que el esfuerzo necesario para leer Axiomático sea grande.

Ahora bien, una vez que superamos estos obstáculos nos encontramos ante un puñado de relatos de pura especulación que harán las delicias de los lectores que den primacía al fondo frente a la forma. El autor se mueve con soltura con temas tan espinosos como la recombinación genética, universos múltiples, posibilidad de enviar información al pasado y muchos temas más.

Algunos relatos podrían tener lugar en un futuro no muy lejano si se desarrollara la tecnología adecuada, lo cual no deja de ser inquietante si vemos los finales de “El virólogo virtuoso” o  “El foso”.

Las disquisiciones metafísicas a las que llega Greg Egan son el fruto de la aplicación de la lógica a escenarios posibles científicamente y nos pueden dar mucho que pensar, especialmente en el terreno religioso, algo que parece ser de gran importancia para él. Nos enfrenta a preguntas como qué define a un ser humano o cómo es la realidad que interpretamos a través de nuestros sentidos. Desarrolla sus ideas de forma que no quedan cerradas si no que siembran las semillas que darán lugar a la especulación que el lector quiera llevar a cabo tras la lectura.

Si quieres conocer uno de los máximos exponentes de lo que es la ciencia ficción hard, te recomiendo  que te hagas con un ejemplar de este libro. Y hay más gente que está de acuerdo conmigo.

La parte del ángel

parteangelComo ya dije antes, sigo fascinada por los relatos que componen Cybersiones. Los he leído de un tirón y no he seguido porque todavía no está disponible la cuarta entrega, si no, seguramente también la habría leído.

El autor sigue desarrollando historias sobre lo que parece su obsesión: la manipulación de la percepción de la realidad por diversos medios. En esta ocasión asistimos a una investigación en un mundo onírico. El protagonista es un tetrapléjico, pero solo se hace mención de pasada a su condición. No es importante mientras pueda conectarse a la red, que es donde desarrolla su vida y la práctica totalidad del relato.

Pero esta fantasía virtual guarda un peligro, el Factor. Un sumidero de emociones negativas que aparece en los distintos escenarios y que provoca la muerte real a los desafortunados incautos que se ven atraídos por su oscuridad.

Estos mundos virtuales podrían considerarse una versión corregida y aumentada de los MMORPG pero con una inmersión total, de forma que realidad y ficción pueden llegar a fundirse, siempre que la cuenta corriente lo permita. Gracias a esto el relato puede situarse en un futuro muy cercano y no causar rechazo ni extrañeza, aunque no sea realmente una proyección de lo que sucede en el presente.

Me ha encantado el recurso que utiliza el autor en las primeras páginas del relato para ponernos en situación mediante un examen escolar. Al igual que en “Selected Program Notes from the Retrospective Exhibition of Theresa Rosenberg Latimer” las preguntas dan mucha más información de lo que en un principio se podría suponer. También me gusta mucho la elección del título por parte de García Albás. Esa similitud en la historia con el envejecimiento del whisky en barrica de roble le da un sabor especial a la narración.

Sin embargo, me encuentro con algunas cosas que no me gustan. El autor lleva de la mano al protagonista a lo largo de la investigación, no vemos en ningún momento un destello de genio o de inspiración que sea la chipa que prenda la resolución del caso. Tampoco me gusta el tratamiento del dolor y la pérdida, aunque este es un tema muy personal. Entiendo las distintas opciones que aparecen: la venganza, la negación… pero no me siento identificada.

La parte del ángel me ha gustado algo menos que Delirios de grandeza y El rey lansquenete, ya que me parece que el talento de Santiago se desperdicia un poco en la descripción de los distintos sueños por los que se va desarrollando la trama y se diluye en la parte final. (¡Ay, esos finales!). No quiero decir que no se pueda disfrutar la lectura, solo que el listón estaba tan alto que no se han cumplido mis expectativas. Aun así, espero impaciente Cybersiones 4.

Autores de Terra Nova 3

Ya conocíamos la portada pero recientemente se han dado a conocer los nombres de los autores que formarán el elenco de creadores reunido para Terra Nova 3. Son los siguientes:

Paolo Bacigalupi, Ken Liu, China Mieville, Liu Cixin, Paul J. McAuley, Emilio Bueso, Eduardo Vaquerizo Rodríguez, Ricardo Montesinos, Jorge Baradit, Miguel Santander, Sofia Rhei

Se abre el periodo de especulación para saber cuáles son los relatos que se incluirán de cada autor, si es que no son inéditos. Aunque cada uno tenemos nuestras preferencias, no me imagino cuál habrán podido escoger de Liu Cixin, porque son todos muy buenos.

Delirios de grandeza

deliriosSigo descubriendo a Santiago García Albás gracias a la edición de Sportula de sus Cybersiones.

De nuevo nos encontramos ante un relato que toma como base la percepción de la realidad. En esta ocasión, todo el mundo tiene instalado un filtro cerebral que; mediante paquetes software, permite camuflar la miseria que hay alrededor para que los usuarios crean vivir en un mundo de ensueño. Existen 18 niveles de sofisticación de estas interfaces, los más bajos hacen la vida apenas soportable mientras que los superiores convierten la existencia en un paraíso sensorial.

Las descripciones que nos encontramos durante la lectura son duras y eficaces. Nos invade una terrible sensación de desasosiego y asco cuando conocemos el Mundo Real TM sin ningún tipo de filtro. Aunque algunas veces parece que se recrea en la inmundicia y los más bajos instintos, consigue su propósito de asquearnos. La idea de las fiestas de mendigos es especialmente inquietante pero no es la única.

También hay cosas que no me gustan. Lo peor es la búsqueda efectista de un final apabullante, creo que el mundo que nos plantea este Delirios de grandeza podría haber dado más de sí. También hay una serie de casualidades necesarias para que avance la trama que desmerecen un poco el conjunto y resulta difícil creer que en el estado en el que se encuentran las cosas la sociedad pueda seguir funcionando, aunque sea a trompicones.

Se habla mucho sobre la distopía y creo que este relato entra dentro de los límites de esta etiqueta, entendiéndola como un supuesto estado del bienestar que en realidad oculta una sociedad corrupta y decadente. Para el que haya leído el relato no habrá mucha discusión sobre su denominación como distopía, aunque quizá no siga los canones del subgénero, en el sentido de que no hay una resistencia que luche contra el sistema. De hecho, lo que todos desean es volver al sistema para no sufrir la realidad.

Creo que el autor utiliza su relato para criticar las técnicas más agresivas e intrusivas de la publicidad, al igual que Ramez Naam hace en “Water”, relato con el que veo puntos de conexión en esta narración. Quizá la más clara de estas conexiones sea la publicidad personalizada, adaptada a cada consumidor, que deviene en manipulación del cerebro. La tecnología usada en cada relato es distinta, pero están basadas en implantes cerebrales que modifican la percepción. Mientras que en “Water” se hace hincapié en las feromonas como forma de manejar las emociones, en Delirios de grandeza no se entra en tanto detalle. También es similar la estratificación de las clases sociales, la comodidad y confort a que tiene acceso cada persona está rígidamente diferenciada por el acceso que posea al software. En la obra del egipcio, los ricos no tienen que sufrir el constante acoso de la publicidad mientras que en la del español los más pudientes perciben la perfección en todo lo que les rodea.

Tengo la tercera entrega de Cybersiones, La parte del ángel, preparada en mi libro electrónico y creo que a no mucho tardar estaremos hablando de ella por aquí.