Brother’s Ruin

Esta novella situada en el periodo de la Regencia en una Inglaterra donde la magia es posible resulta ser una excelente puerta de entrada al comienzo de una nueva serie y a la obra de Emma Newman.

El editor ubica esta historia dentro de algo denominado gaslamp fantasy (si, yo también tuve que buscarlo en la Wikipedia) pero si os digo que la ambientación recuerda a Jonathan Strange and Mr. Norrell todo quedará más claro. Con este encuadre lo primero que salta a la vista es que no es excesivamente original, pero es que no le hace falta. Lo que hace lo hace muy bien.

La historia se centra en las andanzas de Charlotte Gunn, una joven de una familia de clase media que es más de lo que aparenta ser. Aúna una carrera secreta como ilustradora de libros bajo pseudónimo masculino con un secreto todavía más peligroso: su capacidad mágica.

Y es que en este mundo inventado por Newman, cualquier persona que pueda realizar magia ha de entrar inmediatamente al servicio del Estado, antes de que pierda el control sobre sus poderes. Familia, trabajo… todo queda atrás.

Respecto a la ambientación las clases de magia posibles están bien planteadas y en general me gusta el tono amable en el que se desarrollan los acontecimientos que no son para nada agradables. Me resulta un poco repetitiva la obsesión de la protagonista por los rizos masculinos y la tendencia de los dedos de sus pies a tener vida propia en presencia de otro de los personajes, pero entiendo que es una forma de reflejar la ingenuidad de la época.

También me gusta el ligero (ligerísimo) tono reivindicativo que tiene Charlotte, en conflicto porque quiere llevar las riendas de su propia vida y a la vez ajustarse a los estándares sociales de la época (algo a todas luces imposible).

En resumen, Brother’s Ruin resulta una lectura agradable y que deja planteado un universo muy interesante en el que desarrollar nuevas historias.

Obras a las que se puede votar en los premios David Gemmell 2017

Ya se puede votar en los premios David Gemmell de este año. La lista es muy larga: pero no deja de ser interesante. Aquí os la traigo:

Premio Legend
The Spider’s War de Daniel Abraham
The Pagan Night de Tim Akers
Blood Mage de Stephen Aryan
The Great Ordeal de R. Scott Bakker
The Guns of Ivrea de Clifford Beal
City of Blades de Robert Jackson Bennett
The Sorcerer’s Daughter: The Defenders of Shannara de Terry Brooks
A Plague of Swords de Miles Cameron
The Sky Slayer de Joel Cornah
The Watcher of Dead Time de Edward Cox
Fireborn de David Dalglish
Saint’s Blood de Sebastien De Castell
The Path of the Hawk de Ian Graham
Wrath de John Gwynne
The Summer Goddess de Joanne Hall
The Dragon Lords: Fool’s Gold de Jon Hollins
The Stealers’ War de Stephen Hunt
The Summon Stone de Ian Irvine
Children of Earth and Sky de Guy Gavriel Kay
Nevernight de Jay Kristoff
The Obelisk Gate de NK Jemisin
Gods of Nabban de KV Johansen
Assassin Queen de Anna Kashina
The Fall of the Dagger de Glenda Larke
The Wheel of Osheim de Mark Lawrence
Stranger of Tempest de Tom Lloyd
The Seer de Sonia Orin Lyris
Daughter of Blood de Helen Lowe
A Blade of Black Steel de Alex Marshall
Shadow and Flame de Gail Z. Martin
An Accident of Stars de Foz Meadows
The Silent Army de James A. Moore
Forgotten Hero de Brian G. Murray
The Malice de Peter Newman
Break the Chains de Megan E. O’Keefe
The Obsidian Throne de J. D. Oswald
The Girl on the Liar’s Throne de Den Patrick
Leviathan’s Blood de Ben Peek
Those Below de Daniel Polansky
The High King’s Vengeance de Steven Poore
Twilight of the Dragons de Andy Remic
The Waking Fire de Anthony Ryan
Chains of the Heretic de Jeff Salyards
Calamity de Brandon Sanderson
The Bands of Mourning de Brandon Sanderson
The Tower of the Swallow de Andrezj Sapkowski
Dead Man’s Steel de Luke Scull
The World Raven de AJ Smith
Phoenix Ascendant de Ryk E. Spoor
The Last Mortal Bond de Brian Staveley
Age of Myth de Michael J. Sullivan
Fair Rebel de Steph Swainston
The Mortal Tally de Sam Sykes
The Tiger and the Wolf de Adrian Tchaikovsky
Warbeast de Gav Thorpe
Dragon Hunter de Marc Turner
Red Tide de Marc Turner
The Blood Mirror de Brent Weeks
The Silver Tide de Jen Williams

Premio Morningstar

Infernal de Mark De Jager
Silent Hall de NS Dolkart
Duskfall de Christopher Husberg
Steal the Sky de Megan E. O’Keefe
Snakewood de Adrian Selde
Hope and Red de Jon Skovron
The Cracked Amulet de RB Watkinson

Premio Ravenheart
KG Images y Joseph Martin por Children of Earth and Sky de Guy Gavriel Kay
Arcangel, Margie Hurwich, y Mohammad Itani por The Last Mortal Bond de Brian Staveley
Arcangel and Lauren Panepinto por The Obelisk Gate de NK Jemisin
Tommy Arnold por Fireborn de David Dalglish
L. Bachman por Forgotten Hero de Brian G. Murray
Ihar Balakain y Dusan Kostic por Dragon Hunters de Marc Turner
Alessandro Baldasseroni por Black Rift de Josh Reynolds
Kirk Benshoff por The Spider’s War de Daniel Abraham
Kerem Beyit por A Plague of Swords de Miles Cameron
Black Sheep UK por The Stealer’s War de Stephen Hunt
Buerosued por Saint’s Blood de Sebastien De Castell
Jason Chan por The Wheel of Osheim de Mark Lawrence
CollaborationJS por Shadow and Flame de Gail Z. Martin
Alejandro Colucci por The Pagan Night de Tim Akers
Alejandro Colucci por The Tower of the Swallow de Andrezj Sapkowski
Alejandro Colucci por The Girl on the Liar’s Throne de Den Patrick
Alejandro Colucci por The Silent Army de James A. Moore
Jason Deem por The Summer Goddess de Joanne Hall
Bastion Lecouffe Deharme por Hope and Red de Jon Skovron
Bastion Lecouffe Deharme por The Sorcerer’s Daughter de Terry Brooks
Evelinn Enoksen por The Sky Slayer de Joel Cornah
Sam Green por Calamity de Brandon Sanderson
Sam Green por The Bands of Mourning de Brandon Sanderson
Head Design por Infernal de Mark De Jager
Jaime Jones por The Waking Fire de Anthony Ryan
Jaime Jones por The Malice de Peter Newman
Jet Design Ltd. por The Watcher of Dead Time de Edward Cox
Nik Keevil por The World Raven de AJ Smith
Sam Kennedy por The Seer de Sonia Orin Lyris
Patrick Knowles Design por The Mortal Tally de Sam Sykes
Michael Komarck por The Shadowed Path de Gail Z. Martin
Neil Lang and Shutterstock por The Tiger and the Wolf de Adrian Tchaikovsky
Julia Lloyd por Duskfall de Christopher Husberg
Todd Lockwood por Phoenix Ascendant de Ryk E. Spoor
Silas Manhood por Daughter of Blood de Helen Lowe
Silas Manhood por The Blood Mirror de Brent Weeks
Jon McCoy por Stranger of Tempest de Tom Lloyd
Stephen Mulcahey, Neil Lang, and Shutterstock por Leviathan’s Blood de Ben Peek
KS Agency por City of Blades de Robert Jackson Bennett
David Palumbo por Snakewood de Adrian Selby
Ryan Pancoast por Chains of the Heretic de Jeff Salyards
Lauren Panepinto por A Blade of Black Steel de Alex Marshall
Rhett Podersoo por Those Below de Daniel Polansky
Andreas Rocha por Silent Hall de NS Dolkart
Kerde Rosanes por Nevernight de Jay Kristoff
Larry Rostant por The Great Ordeal de R. Scott Bakker
Larry Rostant por Dead Man’s Steel de Luke Scull
Shutterstock por The Silver Tide de Jen Williams
Karl Simon por The Dragon Lords: Fool’s Gold de Jon Hollins
Marc Simonetti por Age of Myth de Michael J. Sullivan
Jake Smyth and Shutterstock por The Summon Stone de Ian Irvine
Steve Stone por The Fall of the Dagger de Glenda Larke
Steve Stone por Blood Mage de Stephen Aryan
Steve Stone por Chaos Mage de Stephen Aryan
Raymond Swanland por Gods of Nabban de KV Johansen
Jorge Luis Torres por The High King’s Vengeance de Steven Poore
Unknown por Fair Rebel de Steph Swainston
Paul Young por Wrath de John Gwynne

 

 

 

Low Town

El twitter de Joe Abercrombie es @LordGrimdark y no creo que haya muchos capaces de discutirle el título, pero sin duda uno de los más capacitados para ese puesto sería Daniel Polansky.

Había conocido a este autor con la estupenda The Builders y también con A City Dreaming. El bajo precio de este libro me decidió a comprarlo y darle una oportunidad.

El ambiente que crea el autor es opresivo. La novela se desarrolla en los bajos fondos de una ciudad y es tal el nivel de podredumbre y corrupción que alcanza con alguna de las descripciones que el malestar se convierte en una sensación física.

El tono es decididamente oscuro. Comenzar un libro con el secuestro y asesinato de un niño parece haberse convertido en una costumbre en mis lecturas, pero no por ello deja de ser impactante. El protagonista es decididamente un antihéroe, un narcotraficante con un pasado en el ejército y en la policía (muy útil tener un personaje comodín que hace de todo) que se decide a investigar este asesinato ante la pasividad de las fuerzas vivas de la ciudad.

Los personajes son realistas y ninguno se salva de las sombras. Todos tienen sus intereses personales que anteponen a los de los demás y no dudan en utilizar todo sus recursos para llevarse el gato al agua.

Aunque la ambientación está muy conseguida y los personajes son singulares, la trama no lo es tanto. Es bastante obvia la conclusión a la que llega el libro, que cualquier lector más o menos avezado habría adivinado con cierta antelación.  La resolución es bastante lineal, solo hay un sospechoso posible y la investigación siempre está enfocada en esa dirección. El sistema de magia también es un poco accesorio, estamos muy mal acostumbrados por Sanderson, que imbuye de sentido a un arte que de por sí es misterioso.

Existen dos versiones del mismo libro. Yo lo compré como Low Town, pero en la página web del autor tiene otro nombre, The Straight Razor Cure.

Low Town está publicado en español como Bajos Fondos traducido por Miguel Antón.

The Crimson Campaign

Con la muy buena impresión que me llevé con la lectura de Promise of Blood sabía que no pasaría mucho tiempo hasta que siguiera con la lectura de la trilogía Powder Mage.

El siguiente libro se titula The Crimson Campaign y aunque desgraciadamente no llega al nivel del anterior, no por ello deja de ser una lectura entretenida y meritoria.

La acción se sitúa justamente a continuación del desarrollo de Promise of Blood y los puntos de vistas son los de los mismos personajes, Tamas, Taniel y Adamat. El world-building sigue estando excelentemente construido pero algunas de las imágenes y situaciones caen en el tópico. El abandono de uno de los personajes en un fumadero de sustancias estupefacientes es algo repetido hasta la saciedad en otras novelas de ambientación histórica similar (salvando las distancias en cuanto a lo “histórico”). Tampoco es sorprendente la existencia de una “superescuela de espías”, que luego venden sus servicios al mejor postor.

A pesar de estas objeciones, los personajes siguen siendo el punto fuerte de Brian McClellan. Las terribles situaciones a las que se van enfrentando van haciendo mella en ellos. Tamas se ve sometido a privaciones físicas, Taniel bordea la extenuación en una lucha sin cuartel y Adamat sufre torturas en el plano psicológico, mucho más duras para su mente que para su cuerpo.

Dentro de mi desconocimiento, creo que las batallas están narradas de una forma bastante creíble, con movimientos envolventes y aprovechando el terreno en cada circunstancias, de forma que no todo se decide por la magia (aunque tenga un papel importante) si no por el genio militar de los implicados. El autor da la impresión de haber estudiado a fondo las guerras napoleónicas.

Los personajes femeninos a cuya escasez me refería en la reseña anterior siguen brillando por su ausencia, aunque en este caso aparezca uno nuevo que probablemente tenga mayor protagonismo en el desenlace de la trilogía.

Desconozco si el oportunismo de las fuerzas implicadas en la guerra responde a un plan premeditado, supongo que esto se desvelará en el tercer libro, pero lo que está claro es que la situación es bastante desesperada. Pronto sabré como acaba la trilogía.

Chasing Embers

Aunque la idea subyacente a la historia de Chasing Embers parecía interesante dentro del mundo de la fantasía urbana, la lectura no ha sido satisfactoria.

Un antiguo pacto entre los humanos y los seres fantásticos en los tiempos de las Cruzadas creó una tregua que ha durado hasta nuestros días. La mayoría de las criaturas fantásticas pasaron a un sueño eterno mientras que los humanos perdieron su capacidad mágica. Pero hoy en día algo ha despertado, dispuesto a desequilibrar la balanza de poderes.

El protagonista de la historia es el único dragón que sigue “en activo”. Ben tiene una personalidad complicada, fruto de siglos de soledad y frustración. El personaje está bien caracterizado en este sentido, aunque en otros parece tremendamente inocente.

Me he encontrado con dos problemas principales. La prosa que se utiliza es innecesariamente complicada, con muchas figuras retóricas que dificultan la lectura y que no aportan nada, salvo ralentizar la acción. Pero lo que realmente me sacaba de la trama era el uso constante de los desvanecimientos y la pérdida de conocimiento para cambiar de escenario. Es un momento “cortinilla de estrella” tras otro que ha llegado a resultar enervante.

Salvando estos dos obstáculos, el tratamiento de las distintas mitologías es correcto. No me gustan los recursos que se utilizan para introducir, un poco con calzador, el pasado de algunos de los personajes (voy a matarte pero antes te voy a contar un cuento infantil que, ¡oh, sorpresa!, resulta ser el inicio de nuestra inquina) pero la narración en sí de los cuentos está bien.

Es fascinante la mitología que el autor es capaz de entrelazar. Mitos africanos, europeos… Algo que creo que podría haber dado mucho más de sí. Habrá más entregas sobre este mundo, pero creo que tendrá que mejorar mucho para que vuelva a darle una oportunidad.

Promise of Blood

promise-of-blood-header1Incomprensiblemente esta novela ha pasado muy desapercibida entre mis referentes habituales de lecturas. Se trata de una historia muy entretenida, con unos personajes carismáticos y con un inevitable toque “sandersoniano” que la hacen muy interesante para el mercado español.

Para empezar, el entorno en que se desarrolla se sale de lo habitual. Por fin pasamos de largo de la época pseudomedieval en la que parecen desarrollarse todas las historias de género fantástico (con honrosas pero contadas excepciones). Y es que ese pequeño reducto llamado flintlock fantasy nos da algo distinto. En un mundo alternativo pero que recuerda mucho al siglo XVIII del nuestro la pólvora y las armas de fuego han revolucionado los ejércitos y la guerra. Si a esta premisa novedosa le añadimos magia de distintos tipos, se abre ante el autor y el lector todo un mundo de posibilidades.

Además, las tensiones políticas y sociales también han evolucionado. Es el fin de las monarquías totalitarias y comienzan a florecer los primeros sindicatos que buscan dignificar el trabajo. Toda esta tensión política espera como un barril de pólvora a que la mecha prenda.

El encargado de dar inicio a la mascletá es Tamas, el comandante en jefe de las fuerzas militares de Adro. Él será el principal punto de vista a través del que veremos cómo se desarrolla la acción, pero habrá otra serie de personajes que servirán como contraste. Sin ir más lejos, su hijo Taniel, que es un excelente contrapunto para ver las mismas situaciones a través de ojos más jóvenes y quizá con una visión menos sesgada por el dolor y la experiencia. El otro punto de vista lo aportará Adamat, un investigador privado, con menos protagonismo pero también con cierta relevancia.

Los personajes son uno de los puntos fuertes de la novela. Cada uno aporta profundidad a la trama, con un trasfondo que denota mucho trabajo por parte del autor. Se deslizan por todas la escala de los grises, nadie es totalmente bueno ni malo.

Otro tema que también me gustó mucho es la forma de tratar la magia, muy al estilo de Brandon Sanderson, aunque las reglas quizá no estén definidas tan estrictamente como el escritor de Nebraska nos tiene acostumbrados. Las distintas posibilidades, con los magos que manejan la pólvora como si fuera maná mientras que los privilegiados acceden directamente a otro plano también dan mucho juego.

El ritmo de la narración va in crescendo. Se suceden las escenas de acción con otras más reflexivas, pero siempre manteniendo el interés sobre qué sucederá a continuación, tanto con la vida de los personajes como con las intrigas palaciegas y traiciones que pueblan sus páginas. Aquí puede tener tanta importancia un gran mago como una lavandera, dependiendo de las circunstancias.

McClellan se permite incluso el lujo de introducir algunos toques de humor en su historia, muy sutiles pero efectivos. ¡Incluso hay sexo! No explícito, pero existe. En otras novelas de fantasía parece que los humanos se reproducen por esporas.

En el lado negativo, el hecho de que sea solo la primera parte de una trilogía parece dejar lo mejor para las siguientes entregas. El mundo en que se desarrolla, fuera de los escenarios donde tiene lugar la acción propiamente dicha queda muy desdibujado. Las rencillas entre países se presuponen, pero se le da más valor a un hecho aislado que influye en Tamas que a siglos de Historia. Y algo que me gustaría también ver es algo más de protagonismo por parte de los personajes femeninos.

5 libros en busca de traducción

Con el tiempo me voy dando cuenta de que algunos de los libros que más disfruto leyendo en inglés y que quiero recomendar por una razón o por otra no ven la luz en castellano. Así que he decidido escribir un poco sobre cinco obras que no solo es que me gusten, si no que también considero interesante su publicación desde un punto de vista editorial.

Promise of Blood de Brian McClellan

Es el primer volumen de la trilogía Powder Mage. Este libro de fantasía está situado en un mundo alternativo que no es pseudomedieval. Con personajes fuertes, con un sistema de magia bien pensado y con intrigas políticas. Muy “sandersoniano”, si me permitís la expresión. Es representante de la tendencia llamada flintlock fantasy, donde se podría enmarcar en cierto modo las aventuras de Wax y Wayne.

Te gustará si: te gusta Brandon Sanderson. Aquí juego sobre seguro.

The Long Way to a Small Angry Planet de Becky Chambers

Es el primer volumen de una serie, pero es perfectamente autoconclusivo. Engañosamente simple, entrelaza las vidas de los variopintos  miembros de una tripulación en un trabajo rutinario como pueda llegar a ser crear túneles de gusano. Con un sentido del humor sutil y efectivo y con un tratamiento normalizante de las relaciones interespecies no necesariamente heterosexuales, su continuación ha sido publicada hace poco.

Te gustará si: disfrutaste con la parte más culebronera de Luna o necesitas una buena infusión de optimismo. También si eres un poco trekkie.

Three parts dead de Max Gladstone

El primer volumen publicado de la Craft Sequence aunque no el primero en la línea temporal. Un autor que consigue hacer apasionante la lectura de un contrato mercantil forzosamente tiene que tener algo especial. La magia que llena este mundo alternativo se basa en ganancias, balances y contraprestaciones, pero a la hora de la verdad los nigromantes son capaces de enfrentarse y vencer a los mismos dioses con un despliegue pirotécnico digno de La fura dels Baus.

Te gustará si: buscas una fantasía que se salga de lo habitual. Además, tiene ya varias entregas publicadas, videojuegos… es un mundo por descubrir.

The Mechanical de Ian Tregillis

Ian Tregillis no es un desconocido en el mercado español, porque ya se tradujo su tríptico de Milkweed. No obstante, en The Mechanical cambia de tono y de contexto histórico para narrar una historia de profunda reflexión sobre el libre albedrío, con resonancias históricas sobre la esclavitud en el nuevo y en el viejo mundo. Sin dejar de lado su tendencia a mostrar la crueldad intrínseca del ser humano. De un tono decididamente más oscuro que las recomendaciones anteriores.

Te gustará si: quieres ciencia ficción que sea algo más que disparos y naves espaciales.

Wolfhound Century de Peter Higgins

Se podría describir como fantasía urbana situada en un mundo alternativo con raíces folclóricas soviéticas, pero es más que eso. Aunque el uso de la magia y su presencia es inquietante, aún lo es más el estado opresor y su vigilancia constante de los ciudadanos. La labor de ambientación del autor es encomiable y los personajes son duros como el diamante.

Te gustará si: te gustó The secret history of Moscow de Ekaterina Sedia o las historias de espionaje.

¿Has leído alguna de estas sugerencias? ¿Tienes algún otro libro que te gustaría ver traducido?

Spiderlight

spiderlight

He tenido el placer de compartir la lectura de Spiderlight con mi amigo Antonio. Aquí tenéis su reseña (en inglés), en cierto modo complementaria a la mía.

Un libro que comienza casi como un chiste de “van un inglés, un francés y un español” pero sustituyendo las nacionalidades por personajes típicos de fantasía. Es como si empezara “Van una clériga, un mago, un guerrero, una montaraz y un ladrón a destruir al señor oscuro de turno…”

Ciertamente, este es el comienzo de Spiderlight, el relanzamiento de una obra de Adrian Tchaikovsky que ya publicó por entregas. Me encanta que esta haya sido mi primera aproximación a la obra larga de este autor, porque ha sido una lectura muy divertida con momentos sorprendentemente profundos.

Tchaikovsky utiliza los elementos más comunes de la fantasía, repetidos hasta la saciedad, para burlarse no del propio género si no de su estancamiento. Y lo hace con una historia que en más de una ocasión nos arrancará una carcajada pero que también conseguirá hacernos reflexionar sobre la dualidad mal-bien y la existencia de una escala de grises que no resulta tan fácil de percibir.

La base de la historia son las relaciones interpersonales que se generan en el grupo cuando irrumpe un elemento perturbador, una criatura de la oscuridad de la que tienen que hacer uso según la profecía que guía sus pasos. El tenso equilibrio que existía en un grupo creado ad hoc para la aventura se ve resquebrajado con esta incorporación que vuelve su mundo del revés.

El autor aprovecha la historia también para reivindicar la libertad de elección femenina en el personaje de Cyrene, pero creo que alcanza su plenitud cuando con toda la ironía del mundo, habla sobre la religión y utiliza esta frase:

Would there even be a church, if it was all based in faith?

El equilibrio entre la acción y la reflexión es perfecto, con bastante escenas de acción muy bien narradas, con un estilo muy visual (las referencias a algunas películas como Indiana Jones son innegables) y con un ritmo endiablado que hace que la lectura se acabe en un suspiro.

Recomiendo encarecidamente su lectura.

Como bonus os traigo esta ilustración del propio escritor a modo de fichas para jugar al rol con la descripción de los personajes.

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This savage song

ThisSavageSong_2_670Tenía pendiente leer algo de V.E. Schwab (o Victoria Schwab) desde que leí la reseña de Elías, pero han tenido que pasar dos años hasta que los astros se han conjurado para que cayera en mis manos This savage song, una novela juvenil de esta autora.

Es importante recalcar el hecho de que es una novela YA para no llevarnos a confusiones. No por ello es menos entretenida o está peor escrita, pero lo cierto es que me sigue quedando pendiente una novela “adulta” de la autora.

El escenario en el que tiene lugar This savage song no resultará del agrado de todos. Estamos más que acostumbrados, incluso algo hastiados de novelas postapocalípticas y aquí podemos creer que nos encontramos ante “otra más”. Aunque desgraciadamente Schwab no consigue romper del todo con las convenciones del género, es cierto que no se trata de otro clon. Tras el “Fenómeno”, los actos violentos de las personas dan lugar a monstruos. Me encanta esta idea de que la violencia solo genera violencia, me parece un símil de tremenda actualidad.

Existen tres tipos de estos, cada unos con sus mortíferas características. Para conocer sus características, solo hay que haber oido esta rima infantil:

“Corsai, Corsai, tooth and claw,
Shadow and bone will eat you raw.
Malchai, Malchai, sharp and sly,
Smile and bite and drink you dry.”
“Sunai, Sunai, eyes like coal,
Sing you a song and steal your soul.”

La ciudad donde tiene lugar la acción está dividida en dos: en la parte norte se paga por la protección contra los ataques mientras que en la parte sur es la propia población la que se defiende. Los descendientes de las dos familias dominantes en cada zona están condenados a entenderse.

Norte y Sur, Romeo y Julieta… se nos pueden ocurrir muchas comparaciones con este mismo escenario y no iremos muy desencaminados, pero el oficio de la autora y su forma de escribir hacen que no nos fijemos en estas similitudes si no más bien en las diferencias.

El ritmo es elevado desde un principio y la novela se lee con bastante rapidez. Aunque muchos de los giros y las “sorpresas” son bastante previsibles, la tensión va en aumento, algo que es de agradecer a Schwab.

La novela se cierra de forma correcta, y aunque quedan cabos sueltos que resolver para la siguiente entrega, la finalización es satisfactoria.

En definitiva, This savage song es una novela correcta y entretenida, que ya es bastante decir.

Snakewood

snakewoodAfronto esta reseña con sentimientos encontrados, ya que la lectura de Snakewood ha pasado por varias fases. Lo más importante es lo que he disfrutado compartiendo opiniones y comentarios sobre este libro con @mertonio, una de esas personas cuya opinión tengo en cuenta a la hora de escoger la siguiente lectura. Aquí podéis leer su reseña (también en inglés. por que él lo vale).

Snakewood no es fácil. Adrian Selby decide lanzarnos directamente en el meollo del asunto sin explicación alguna, de una forma muy exigente para el lector. Además, el lenguaje empleado no es ni mucho menos accesible. Los diálogos están escritos de una forma muy coloquial, quizá queriendo representar el habla llana de los soldados pero dejándonos totalmente descolocados. Por si fuera poco, también abundan los terminos inventados. No es de extrañar que con esta alta cuota de admisión muchos hayan abandonado la lectura.

Si somos capaces de llegar a un tercio de la historia iremos cogiéndole el tranquillo y se desplegará ante nosotros un interesantísimo worldbuilding, que se podría definir como una venganza mediante guerra química en un entorno medieval.

Es sorprendente la cantidad de puntos de vista y líneas temporales que maneja el autor. De hecho, me parece que el principal problema de Selby es su exceso de ambición, queriendo llevar adelante una trama compleja con una estructura también compleja. A veces el castillo de naipes parece que se va a derrumbar. Pero prefiero a un autor que se arriegue para llevar a cabo su visión que otro que se acomode en los caminos ya transitados.

Aunque parece que solo estoy destacando los puntos negativos de la obra, no hay que negar los pros de Snakewood. Al ya mencionado worldbuilding me gustaría añadir la idea de las pociones y sus efectos. Me encanta como habla de las distintas formas de mejorar las capacidades atléticas y guerreras de los soldados, pero me gusta más todavía como se refiere a la contrapartida del uso de estas sustancias. Los personajes son yonkis que necesitan su chute de energía para continuar (algunos más que otros). Y al final, todo se reduce a química.

Es difícil recomendar este libro cuando tiene  tantos puntos en contra, pero aún así personalmente lo he disfrutado. Y ahora disculpadme que me voy a tomar un poco de betony aliñado con kannab.