Ganadores Premios Locus 2013

Ayer se anunciaron los ganadores de los premios Locus 2013 y los recojo aquí con un pequeño comentario por mi parte, en aquellos que he leído. Son los siguientes:

Novela de ciencia ficción

  • “Redshirts”, John Scalzi (Tor; Gollancz). Como ya dije en la reseña que le hice, me parece un libro entretenido, pero no es para tanto. Por ejemplo, Ian Sales en su twitter nos dice: “Red Shirts has just won the Locus Award, which apparently means it’s a better novel than 2312. Well, there you go”. No he acabado “2312”, pero si que me parece con más empaque que la de Scalzi para ganar el premio.
Novela de fantasía

  • “The Apocalypse Codex”, Charles Stross (Ace; Orbit UK). No lo he leído y @odo sigue insistiendo, al final caeré. Aunque me duele en el alma que no haya ganado “Hide me among the graves”, que es la estupenda vuelta de Tim Powers por sus fueros.
Novela juvenil

  • “Railsea”, China Miéville (Del Rey; Macmillan)

 

Primera novela

 

Novela corta

Relato

Relato corto

  • Immersion, Aliette de Bodard (Clarkesworld 6/12). ¿Qué queréis que os diga? Es el año de Aliette.

Antología

  • Edge of Infinity, Jonathan Strahan, ed. (Solaris US; Solaris UK). Me llama mucho la atención esta antología, venía en el Hugo Voter Packet y estoy deseando leerla.

Colección de relatos

  • Shoggoths in Bloom, Elizabeth Bear (Prime)

Revista

  • Asimov’s

Editorial

  • Tor

Editor

  • Ellen Datlow

Ilustrador

  • Michael Whelan

No ficción

  • “Distrust That Particular Flavor”, William Gibson (Putnam)

Libro de ilustraciones

  • “Spectrum 19: The Best in Contemporary Fantastic Art”, Cathy Fenner & Arnie Fenner, eds. (Underwood)

En este enlace, podéis ver los nominados de todas las categorías. ¡Enhorabuena a los ganadores! Y enhorabuena a Connie Willis por ser capaz de llevar esa flor en el pelo y no morir en el intento (via @lizargall, a quien agradezco su información de primera mano).

connie

Lectura conjunta : The seven Beauties of Science Fiction

sevenbeautiesAlgo que siempre me ha llamado la atención pero que nunca he probado es leer de forma conjunta con otros personas. Creo que puede resultar interesante, porque puedes comentar libros o artículos cuando los tienes recientes en la memoria y puede dar lugar a más de una conversación constructiva.

El Fantascopio anunció hace poco el calendario de lectura para “The seven Beauties of Science Fiction”, de Istvan Csicsery-Ronay Jr. La idea es poner en común nuestras impresiones todos los jueves a partir del primero de julio. El calendario es éste:

Jueves, día 4: Introduction: Science Fiction and This Moment
Jueves, día 11: First Beauty: Fictive Neology
Jueves, día 18: Second Beauty: Fictive Novums
Jueves, día 25: Third Beauty: Future History
Jueves, día 1: Fourth Beauty: Imaginary Science
Jueves, día 8: Fifth Beauty: The Science-Fictional Sublime
Jueves, día 15: Sixth Beauty: The Science-Fictional Grotesque
Jueves, día 22: Seventh Beauty: The Technologiade
Jueves, día 29: Concluding Unscientific Postscript: The Singularity & Beyond

¿Os animáis a leer con nosotros?

ACTUALIZACIÓN: Tenéis más información en La biblioteca de Ilium

Rivers of London podría ser una serie de televisión

Feel Films ha comprado los derechos del libro “Rivers of London” del que ya hicimos una reseña, para hacer una serie de televisión en colaboración posiblemente con alguna cadena británica. Feel Films está trabajando en la actualidad en la adaptación de “Jonathan Strange y el señor Norrell”.

“Rivers of London” es la primera entrega de una serie en la que han aparecido también los títulos “Moon Over Soho” y “Whispers Underground”. La siguiente entrega “Broken Homes”, está prevista para el mes que viene.

Saga

SagaYa le tenía el ojo echado a la edición en español de este tebeo, pero por una razón u otra nunca acababa de comprarlo. Así que cuando vi que venía en el Hugo Voter Packet para ver si lo votaba en los premios Hugo me vino que ni pintado.

Los autores Brian K. Vaughan (guión) y  Fiona Staples (dibujo), nos cuentan una historia de amor prohibido entre dos seres cuyas razas llevan enfrentándose en una guerra de nivel galáctico desde tiempos inmemoriales sin que quede clara la razón. Las primeras viñetas nos muestran el nacimiento del fruto de su unión, una niña que será el narrador omnisciente de lo que sucede en las páginas del cómic. Mención aparte merece la resistencia de la madre, que tras dar a luz sin ayuda es capaz de correr como un gamo por los montes. Biología alienígena, sin duda.

En este trasunto de Romeo (Marko) y Julieta (Alana), los “Montesco” (del satélite Wreath) son de aspecto similar a los faunos (aunque sin patas de cabra) que dominan la magia y la lucha con espadas, mientras que los “Capuleto” (del planeta Landfall) pertenecen a una sociedad avanzada tecnológicamente, regida por una monarquía mezcla entre humanos y robots. Sus orígenes se encuentran en un planeta y su satélite, dependen cosmológicamente el uno del otro y por lo tanto deciden exportar su guerra a otros planetas.

Todo esto sirve como transfondo a la huída de nuestros enamorados de sus dos civilizaciones que condenan su amor como algo casi sacrílego, pero que están extremadamente interesados en su hija. Mandan a cazarrecompensas detrás de ellos para matar a los padres pero dejar viva a su vástago. Creo que esta línea argumental del cazarrecompensas se explorará en las siguientes entregas.

La imaginación del autor se hace patente en el desarrollo de la historia, que a mi entender es claramente deudora de las aventuras de Valerian, con esas criaturas que van surgiendo a cada paso que dan los enamorados. Y más adelante en la lectura se hace un homenaje a “Endymion”, de Dan Simmons, pero dejo al lector que descubra cuál es.

En cuanto al apartado gráfico, me parece notable. La idea de dejar los fondos siempre en un plano apartado y casi desdibujados hace que los personajes destaquen de forma patente. Creo que este es el efecto que se busca. Los dos personajes principales son bellos en su propia forma y no es de extrañar que se hayan sentido atraídos el uno por el otro. Las escenas de peleas no resultan confusas y el uso de la magia le da mucho juego al dibujo, así como la aparición de fantasmas y otros seres.

En definitiva un tebeo muy recomendable, no me extraña que haya sido nominado para varios premios Eisner.

Grandville Bête Noire

150px-Grandville_Bete_NoireEsta obra de Bryan Talbot es otro de los nominados a los premios Hugo en la categoría de comic, junto con Locke and Key, Schlock Mercenary, Saga y Saucer Country.

El personaje principal es un tejón, el inspector Archibald “Archie” LeBrock de Scotland Yard. La antropomorfización de los animales es un recurso bastante utilizado en el mundo del cómic, se me vienen a la cabeza dos claros ejemplos, Maus y Blacksad. Por tanto no es extraño que se use este tipo de caracterización de los personajes en la historia que estamos leyendo, aún sin llegar al nivel de los mencionados, que pueden ser denominados obras cumbre del género. Una de las ventajas es la posibilidad de asociar comportamientos humanos a los animales dentro de unos patrones ya establecidos, como el perro fiel, el reptil escurridizo… pero existen otras como la simplificación de las expresiones faciales. Ahora bien, como novedad cabe decir que en este mundo también existen humanos, aunque sean las clases inferiores.

Ésta no es la primera entrega de la serie, pero sin haber leído los anteriores me parece que se puede disfrutar como un todo completo, salvo algunas referencias a hechos del pasado.

El momento en la que se desarrolla la narración es aproximadamente el momento actual pero en una Tierra alternativa que tiene toques de steampunk. Francia ganó las Guerras Napoleónicas e invadió Inglaterra, aunque hace unos veinte años Inglaterra consiguió su independencia. El idioma común por tanto es el francés y el clasismo es muy acentuado.

Es en este entorno en el que LeBrock desarrolla su labor detectivesca, esta vez le piden ayuda para investigar un asesinato en París y acaba destapando una conspiración más profunda. Todo esto mezclado con una clase magistral de Historia del Arte. Hay algunos homenajes poco encubiertos al propio comic, como por ejemplo a los pitufos y a Tintin.

El dibujo me parece bastante bueno y consistente, a pesar de ciertas escenas y de algunos acabados (estoy pensando en los fondos en la conversación que tiene lugar durante la cena) parecen apresurados. El color en cambio no acaba de convencerme, se abusa del degradado. El guión también es un punto fuerte, sobre todo cuando lees el anexo final del propio autor y en qué está basado cada parte del cómic. Quizá la trama sea algo previsible, pero el “misterio” es accesorio y sirve a Talbot para enfatizar la crítica social subyacente a toda la historia.

En resumen un tebeo interesante, al que quizá me acerque en otro momento. Por debajo de Locke and Key en mis votaciones, eso sí.

Nuevas portadas de Fantasy Masterworks

Últimamente estamos hablando mucho de portadas feas, como la de “Captain’s Vorpatril Alliance” u otras de las que se habla en el recomendado blog Fata Libelli. Pero no toda la tendencia va a ser así y de vez en cuando no viene mal ver algunas portadas preciosas como las que os pongo a continuación, con ocasión del relanzamiento de la colección Fantasy Masterworks. Me parece especialmente llamativo cómo han conseguido captar la historia de cada libro de forma esquemática y cómo se conserva el estilo entre portadas.

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Un menú espacial

comida espacialEste post de Aliette de Bodard me ha hecho pensar en las distintas formas de resolver las necesidades alimenticias que se han dado en la ciencia ficción. Según las teorías malthusianas, hace ya tiempo que deberíamos haber acabado con los recursos y sin embargo aquí estamos todavía. Extrapolando esta tendencia al futuro, en algún momento se deberían gastar los recursos de los que nos alimentamos y los autores de ciencia ficción se han puesto manos a la obra para ofrecer ideas al respecto.

Quizá la más famosa sea “Hagan sitio, hagan sitio”, de Harry Harrison, más por su adaptación cinematográfica Soylent Green que por el propio libro.

En “Mercaderes del espacio”, de Frederik Phol y C.M. Kornbluth crían las llamadas “Gallinas”, gigantescos tumores de pollo que crecen sin control y que hay que cortar con herramientas para obtener carne. Aún así, la falta de proteínas en la Tierra es preocupante.

En el comienzo de “El día de los trífidos” se intenta rentabilizar el cultivo de unas extrañas plantas (los propios trífidos) cuyo origen es desconocido. Una forma de no tener que depender de estas plantas sería que los humanos fueran capaces de hacer la fotosíntesis, como ocurre en “By light alone” de Adam Roberts y “The green leopard plague” de Walter Jon Williams.

En un tono casi casi apocalíptico, tenemos dos claros ejemplos de manipulación genética de las semillas para producir alimentos mejorados, pero si esto se va de las manos nos podemos encontrar con “La chica mecánica” de Paolo Bacigalupi o “Seed” de Rob Ziegler.

Una obra menor de sir Arthur C. Clarke que sin embargo establece las bases para un mayor aprovechamiento de los océanos es “En las profundidades”, en la que el autor inglés vuelca su pasión por el submarinismo. De otro Gran Maestro de la Ciencia Ficción como Isaac Asimov surge la idea de Marte como granero para alimentar a la Tierra en el primer libro de Lucky Starr, aunque hay que tener en cuenta que esta historia era hija de su tiempo y no tendría sentido ahora.

En “Los viajes de Tuf” de George R.R. Martin, el protagonista se convierte en un ingeniero ecológico que con su nave viaja a través del espacio solucionando las controversias que los humanos hemos ido creando. Algunas veces los conflictos están relacionados con la superpoblación y el hambre que esta conlleva, y Tuf, él mismo vegetariano, plantea soluciones aportando nuevas especies vegetales con alto contenido calórico. Pero esto es solo un parche para el problema de fondo.

Los cultivos hidropónicos son muy socorridos en las estaciones espaciales y en generalen cualquier asentamiento humano en gravedad cero. Aparecieron por primera vez en el espacio exterior en la novela de John Brunner “El rebaño ciego”.

La propia Aliette escribe muchas veces en torno a la alimentación en el espacio como se ve por ejemplo en su estupenda On a red station, drifting, donde la principal fuente de ingresos de la estación espacial es su exportación de salsa de pescado o en Immersion, donde la historia transcurre en un restaurante y que según palabras de la propia autora:

the dish of lemongrass chicken symbolises the culture one of the characters has tried to cut herself off from; and ultimately the impossibility of ever surrendering her childhood memories

¿Se os ocurren más historias de ciencia ficción donde la comida tenga un papel relevante o haya alguna forma ingeniosa de combatir la hambruna? Si no, siempre nos podremos ver en El restaurante del fin del mundo.